EMPRESARIA. Amelia Saban: “Vestirse de rico es antiguo”
La dueña de Ménage à Trois proyecta una línea de ropa para las hijas de sus clientas. Define el lujo, habla de las argentinas y da a conocer sus proyectos
"Empecé hace 30 años haciendo ropa para venta por mayor, después vendía tanto que necesitaba una casa, entonces alquilé un local en Salguero y Libertador, y fue mi boutique durante 30 años", dice Amelia Saban, dueña de Ménage à Trois, una de las casas más tradicionales de la avenida Alvear. Se confiesa adicta a la ropa, a la moda y se reconoce como especialista en telas. "Puedo diferenciar casi cien tipos de calidad de sedas, la toco y ya sé qué es", dice Saban, y agrega: "Soy hija de un textil; la tela es algo muy familiar para mí". Son las 10 y la empresaria recibe en su impecable local, que este año renovó bajo el ojo especializado del arquitecto Javier Iturrioz. Allí están sus empleadas de toda la vida, una de las claves del éxito, según confiesa, y destaca su nueva colección donde los diseños en telar se llevan todos los aplausos. Viste de negro: pantalón y saco de su propia firma, camisa Gucci, pañuelo y cartera Hermès, y zapatillas Valentino. "Me gusta vestirme así, con un poquito de todo", cuenta y camina por la boutique hasta llegar a un living moderno con cuadros art déco y sillones de terciopelo años 50 donde se relajará para charlar.
–¿Te inspirás mucho en lo que pasa en Europa?
–A mí me inspiran las telas y los colores, y no tanto la forma. Me inspira un look, un aeropuerto, una mujer caminando por París. Una situación, una atmósfera. Hay lugares de Francia o restaurantes de Milán. Hay fábricas, los italianos...
–¿Te cuesta importar las telas?
–Es muy difícil desde 2007. Primero fueron las licencias no automáticas. Después pasamos a la Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI) y también fue complicado. Incluso cuando no salían llegué a contactarme con la Cámara de Comercio de Italia y presenté una nota al Ministerio de Economía explicando que no podía trabajar. Hay que tener mucha paciencia, debés aprender a pedir las telas, a clasificarlas y van saliendo.
–¿Cómo ves a las argentinas?
–La argentina sabe muy bien cuándo se tiene que arreglar y cuándo no. Es ubicada. Pero la moda en el mundo cambió. El vestido que antes te ponías al mediodía hoy pasó a la noche. La gente se viste con onda. No está preocupada por si es de calidad u ostentoso, eso pasó. Vestirse de rico es un discurso antiguo. ¿A quién le importa? Menos en este país.
–Otra idea de lujo…
–Totalmente. El lujo no está en la ropa. Lo tiene una persona en general. Porque tenés el pelo bien, una linda cartera o algo que le da un toque. Uniqlo, H&M, Zara, son marcas de ropa que le venden a gente que tiene dinero. Se la venden a gente que se cansó de estar demasiado vestida y se quiere liberar. Después cuando se quiere vestir se va a Ménage y se compra un vestido porque tiene un cumpleaños. Lo divertido es eso, poder elegir en qué momento te vestís con mi ropa. A mí no me gustaría que mis clientas se vistan todo el tiempo con mi ropa, porque no la disfrutaría como sí se la pone en ocasiones especiales.
–¿Quiénes son tus clientas?
–Son de toda la vida y de todo tipo. Mujeres de empresarios, señoras que no trabajan. Mucha empresaria que necesita estar arreglada. Tengo gente de Salta, Córdoba y Mendoza de hace años. También brasileñas, americanas, paraguayas y mexicanas. Van rotando, hay años que no vienen, años que están gordas y no se quieren vestir. Son cientos...
–¿Tu ropa es cara?
–Muy… Un vestido de lana sale entre 15.000 y 20.000 pesos. Una tela que cuesta 40 euros, acá llega a 80. La estructura es muy cara: las modistas, porque los vestidos se cortan de a uno. Mi ropa es cara, pero es lo que cuesta.
–¿Estás pensando una marca económica?
–Sí, quiero hacer una marca más barata con tela argentina para las hijas de mis clientas. Quiero hacer básicos que amen; no de tendencia. Estoy buscando proveedores de géneros que me atiendan bien. La industria textil argentina es hoy tengo mañana no. Voy a probarla en mi boutique, si veo que realmente interesa pensaría en un shopping.
–¿Y la moda local?
–Falta mucha comunicación, una política más clara y acciones concretas para que los diseñadores se junten con los productores de hilado, por ejemplo. Acá no se sabe quiénes son los talleres ni los fabricantes de tela. No se trabaja como en Europa, que se ponen de acuerdo para producir.
@camileeita
lanacionar