El acné después de los cuarenta
En la adultez también aparecen granos; y esto ocurre cada vez más, por el uso incorrecto o excesivo de cosméticos, la contaminación ambiental y algunos problemas de la alimentación actual
“Hay una edad para cada cosa”, asegura el saber popular. Pero, en lo que al acné se refiere, se equivoca. Si bien es una patología típica de la adolescencia, cada vez hay más adultos que la padecen.
“Es algo que se ve de forma frecuente; en mi consultorio, 5 de cada 10 mujeres consultan por acné”, indica el dermatólogo Dr. Miguel Ángel Marti Machado.
¿Por qué aparece?
La principal causa es hormonal, desde pequeñas alteraciones, que incluso pueden ser imperceptibles con métodos diagnósticos de laboratorio, hasta la revolución causada por la perimenopausia y la menopausia.
Cuando el causante es hormonal, el acné puede venir acompañado de otras manifestaciones, como piel del rostro y el cuello muy oleosa, crecimiento de pelo en zonas donde no es frecuente (mentón, patillas, línea media abdominal, etc.), caída del pelo y alteraciones del ciclo menstrual.
También hay otros factores desencadenantes, como el tabaco, que agrava el acné prexistente y hasta lo favorece en personas que ya tienen predisposición; el estrés, capaz de aumentar la oleosidad gracias a su acción sobre las hormonas androgénicas, y el uso de productos inadecuados, que da lugar a un tipo de acné particular: el acné cosmético que se manifiesta con “lesiones pequeñas, todas del mismo tamaño y en áreas expuestas del rostro”, indica la Dra. María José Pelli, miembro de la Sociedad Argentina Dermatología (SAD).
Es que, en el afán de cuidar la piel, cada vez se usan más productos y muchos de ellos taponan los poros; por eso, a la hora de comprar, hay que elegir hidratantes livianas y maquillajes no comedogénicos, que son los únicos que no los obstruyen.
Aunque muchas personas señalan a la mala alimentación como culpable de los granitos, “la investigación médica fue incapaz de demostrarlo”, explica Rosi Flom, médica dermatóloga.
En cambio, está comprobado que “quienes tienen niveles bajos de vitamina A y vitamina E en sangre, son más proclives a adquirir acné”, agrega la especialista.
En ese sentido, llevar una dieta rica en verduras de hoja verde, zanahorias, frutos secos y semillas podría ayudar a mantener los granos a raya.
Tratamiento
Casi todos los productos que combaten el acné apuntan al público adolescente, pero no se trata de compartir el botiquín con los hijos, ya que la afección adquiere características distintas a cada edad. “El acné adulto es más resistente y requiere un tratamiento más intenso”, indica Flom, “además, en los mayores de 25 años aparece en general en la zona U –ángulos mandibulares, zona peribucal y el cuello– y en adolescente, en la frente y nariz”.
Hay más diferencias, en la adultez las lesiones acneicas son más bien inflamatorias, tipo pústulas, por eso los cuidados deben apuntar a tratar la inflamación.
Y no sólo por eso, declararle la guerra al acné con los mismos productos que usan los adolescentes es perder esa contienda de antemano porque las pieles adultas necesitan tratamientos globales, que atiendan el acné, pero que no descuiden cuestiones básicas como la hidratación, la protección solar y las manchas.
Y aunque se trata de una afección que no es grave, la visita temprana al dermatólogo es clave, ya que es mejor comenzar el tratamiento antes de que se produzcan marcas y cicatrices difíciles de eliminar. El profesional podrá recetar desde antibióticos en forma tópica u oral, como eritromicina, dapsona y clindamicina, hasta cremas y lociones con ácidos de diferente tipo.
Puertas adentro
También hay productos de venta libre para aliviar el problema. En general, contienen resorcinol, azufre, ácido salicílico y peróxido de benzoílo. Pero no alcanza con utilizar cremas, lociones y tónicos específicos para el acné, el paso fundamental es la limpieza, que debe realizarse al levantarse y antes de ir a dormir. Se indican jabones suaves, en algunos casos antibacteriales. La textura: espuma o gel.
Un error común es dejar de exfoliarse, pero los especialistas advierten que hay que continuar el hábito, aunque con algunas salvedades: evitar masajear el producto por las lesiones inflamatorias –pústulas, pápulas, etc. lo que vulgarmente se llama grano– y realizar movimientos suaves en el resto del rostro.
Maquillarse puede empeorar el cuadro. Si se hace, es clave optar por bases no comedogénicas y lavar las brochas y esponjitas que se usan para aplicarlas.
Sin cicatrices
Hasta hace muy poco tiempo, las cicatrices profundas de acné no podían eliminarse; el único tratamiento disponible era el láser, pero su efecto no era demasiado notorio y ni siquiera podía aplicarse en personas de tez oscura.
Hoy, ya existe un equipo que trata el acné cicatrizal –manchas, hundimientos y cicatrices causadas por el acné–: Infini. Se trata de una tecnología de radiofrecuencia con microagujas fraccionada que emite energía en la profundidad de la dermis y eleva la temperatura hasta los 65 grados.
Ese daño térmico permite la regeneración de colágeno y elastina. En cada sesión, se regenera el 30% de la dermis, por eso se recomienda realizar tres sesiones con un intervalo de 45 días.
Los cambios se ven desde la primera aplicación y la mejoría continúa visible hasta seis meses después de finalizado el tratamiento. También es posible realizar rellenos de ácido hialurónico en lesiones profundas, el efecto dura alrededor de un año y los resultados son inmediatos.
Más información: Dra. Rosi Flom y Libelle Estética.