El secreto no está en la crema
Nadie está exento de que se le caiga un piano en la cabeza mientras camina contento por la ciudad o que un rayo misterioso haga nido en su pelo pero, como una vez le escuché decir al maestro De Vicenzo: "¡Cuánto más práctico, más suerte tengo!" Y en materia de cuidado personal esta verdad golfística también puede aclararnos las ideas.
Muchas dirán: Pero por favor ¡es genético! Sí, ¡también! Yo aprendí con el tiempo (desde el año último que dejé de contar mi edad) que nada es mejor que una vida disciplinada para disfrutar de los buenos resultados. Una alimentación sana, el buen dormir, la higiene e hidratación diarias de la piel, el jamás irse a dormir con make-up, abandonar el cigarrillo y el alcohol, las gaseosas y el azúcar (sin fanatismos, claro: todo en su justa medida y armoniosamente, como decía el general) son deberes que tenemos que hacer aplicadamente para que, cuando viene la mala (tiempos de estrés, malas noticias, estados emocionales alterados, etcétera), el cuerpo esté preparado para resistir esos embates y que una salga mejor parada frente al espejo.
Todo esto sin perder de vista que no está mal estar bella, pero lo que sí está mal es la obligación de serlo, porque sin darnos cuenta vamos entrando en lo que se conoce como síndrome de la mujer fashion o polirretocada , síntoma que padecen quienes están demasiado pendientes de su imagen y de cualquier cambio estético.
Dicho todo esto, paso a lo que creo es el verdadero elixir de la juventud, una poción mágica que no se compra en ninguna farmacia, shopping o duty free: aprender a vivir con alegría. Es gratis, se consigue en casa y sólo es cuestión de proponérselo. ¡Ya sé! La vida no es fácil, a todas nos pasan cosas, algunas son lindas, otras horribles. Ya lo dije al principio (la metáfora del piano), el tema es como nos las tomamos.
Créanme: lo opuesto de la belleza no es la fealdad, lo opuesto de la belleza es -sin duda- la amargura.
Por eso cuando me preguntan Andrea, ¿vos qué crema usás? Yo les cuento mi último descubrimiento: ¡tratar de vivir con alegría! No falla. Una sonrisa en la cara suplanta la mejor crema de belleza. ¡Pruébenla y después me cuentan!
Andrea Frigerio