A MEDIDA. Gabriel Lage "La mujer es una diva que sale a escena"
Artesano de la alta moda, aprendió el oficio de su padre a los 8 años. Hoy es uno de los favoritos de las novias y de las grandes fiestas
Vivió la moda de muy chico, cuando llegaba del colegio y se ponía a hacer ruedos, bordaba sus corbatas o veía a su abuela salir espléndida a hacer las compras. Hoy tiene su propio atelier en Callao y Las Heras, donde recibe; sus vestidos se exhiben en vitrinas, elegantes, sofisticados, originales, soñados. Después de la charla se toma el trabajo de explicar cómo funciona esa fábrica de sueños; cómo pasa del boceto a la prenda, la mezcla de texturas, el trabajo a mano sobre cada tela. Hay muselinas, sedas, drapeados, bordados, perlas, cristales, teñidos en degradé; no puedo evitar una expresión de asombro. Un trabajo fabuloso. Fue elegido por la World Fashion Week para representar a la Argentina en distintas semanas de la moda, estuvo en Indonesia y Vancouver, donde fue literalmente el chico mimado. Llega al Teatro Colón el próximo jueves 15, con su última colección, Music. En 2015 cumplirá 25 años con la moda. Y va por más: "Hoy estoy feliz y me dejo llevar por lo que venga".
-¿Cómo te iniciaste en la alta moda?
-Con mi padre, un sastre español, que aprendió de su padre y pensó que yo también tenía que seguir su oficio. A los 8 llegaba del colegio, hacía los deberes y me enseñaba a hacer ruedos, picar solapas a mano. Era un trabajo pesado, hasta los 14 aprendí moldería y corte. Lo bueno es que cuando me largué a los 20 años me sirvió. Siempre me gustó la moda, quería tener un detalle distinto, tenía problemas en el colegio porque llevaba un zapato más exótico o me hacía un bordado en la corbata. Mi abuela era así. La recuerdo yendo al mercado con unas sandalias de un taco increíble.
-¿Cómo llegó tu primera colección?
-Antes de hacer moda fui disc jockey, tenía una discoteca y me iba muy bien. Empecé como hobby, la cuñada de un amigo tenía una boutique y la asesoraba con las telas o le hacía la vidriera; después empecé a hacerles algunas cositas. Puse una discoteca en Mar del Plata y a la vez empezó a crecer la clientela como diseñador. En el 92 terminé con la discoteca, en el 95 volví a Buenos Aires y fue la presentación de nuestra primera gran colección de alta costura.
-¿Cuándo te inclinaste por las novias?
-Ellas y yo empezamos a disfrutar de las pruebas. Y comencé a jugar, a traer telas distintas de Londres, planteé un vestido que no era el tradicional, por ejemplo con tonalidades. Hace 15 o 20 años los vestidos de novia eran todos iguales, todas las novias tenían el mismo vestido, el mismo accesorio, el mismo peinado, tuvieran la personalidad y el cuerpo que tuvieran. Quería romper con eso, algo que ya se empezaba a ver en Europa.
-¿Qué novia te inspira?
-Me gusta la mujer sensual, no con un porte en especial, sino la que me compra hablando. Me pasa en los desfiles, para mí la novia tiene que irradiar personalidad, no alcanza con el vestido. Me gusta la mujer que maneja su cuerpo y no la que el cuerpo la maneja a ella, la mujer que sale a ser libre, que tiene alegría.
-¿De qué se trata tu última colección?
-Se llama Music y tiene que ver con la música que lleva toda persona adentro. Hace un tiempo estaba en la casa de un amigo y su sobrina se preparaba para ir a bailar. La veíamos de costado, se ponía una camperita de jean con tachas, se miraba al espejo y bailaba?, ¿y quién no lo hizo? Creo que la mujer se imagina como una diva que sale a escena a matar.
-Fue la que presentaste en Vancouver.
-Sí, en marzo, y fue fabuloso. Las críticas fueron extraordinarias, hablaron de los detalles, de la calidad de costura, de los cierres, salió toda la colección en Vogue British, al lado de Valentino, el domingo levitaba (risas). Éramos celebrities. Fue una felicidad absoluta. No exportábamos y ya estamos haciendo todos los trámites porque tenemos posibilidades.
-¿Qué se valora de la alta moda argentina afuera?
-Nosotros hacemos alta costura en serio. Todos nuestros vestidos están hechos a mano y llevan mucho tiempo de elaboración. Se fijan en las puntadas, los pegados de cierre, las terminaciones, en cómo logramos trabajar con fluidez varias telas en un mismo vestido. A mí me gusta que la tela de un vestido sea mía; obviamente trabajás con telas compradas, pero las customizamos de manera que la tela se vuelve única.
-También lanzaste una línea de accesorios.
-Sí, ramos en nácar, tocados, tules, velos, collares importantes, brazaletes, muñequeras, clutchs, todo en línea con nuestra propuesta artesanal.
-¿Quiénes son tus referentes?
-Gino Bogani, porque innovó en un momento donde la Argentina no innovaba, se lanzó con una colección tipo europea. Aparte de la mano, tuvo una cabeza increíble, armó su taller, y con los años me di cuenta de que coincidí en eso de manejar sus propias cosas y no perderse detalle. De afuera Valentino, porque viste a la mujer por su personalidad.
-¿Qué sigue?
-El desfile en el Colón, que hacemos a total beneficio de la Fundación del Hospital de Clínicas. Me gustaría también volver a hacer un prêt-à-couture, una línea para la mujer para todos los días, pero superelegante. Quiero armar un taller con mano de obra joven, ése va a ser nuestro legado.
OBJETO QUERIDO. "Son unas plaquetas que representan lo que soy al hacer moda. Mezclan romanticismo, los años 20, 30 y 50, el art nouveau y art déco. Las tengo en casa, en el comedor, sobre una mesa de vidrio negro. Me fascinan"