Heredia-Ramírez a imagen y semejanza
Desfile-homenaje, en el Museo de Arte Moderno
Señoras y señores, con ustedes, Alberto Heredia... Así lo presenta Pablo Ramírez en el catálogo de Bailando en el Savoy, el homenaje al escultor que la Asociación Amigos del Museo de Arte Moderno organizó en su ciclo anual El arte está de Moda, en el que un diseñador se inspira en un artista. Y lo cumplió al pie de la letra: el lunes, a la noche, las esculturas de Heredia (1944-2000) caminaron por el Museo de Arte Moderno, frente a más de 400 personas.
Dramatismo, fetichismo, provocación, opresión, ataduras, contención... Temas que los unen y que salieron de atrás de un biombo-pantalla iluminado de colorado que, en primera instancia, dejó translucir la silueta de cada diseño-escultura. Después aparecieron las obras, en negro o colorado (el todo o nada ramiriano). Entre otras, la serie inspirada en la Caja de Camembert (1962): capas mullidas con efecto matelasseado, negras con interiores colorados, y la caja de camembert (más criolla, una lata de dulce de batata) hecha cartera, sombrero, mochila...
Dicen las malas lenguas muchas cosas. Pero las lenguas de Ramírez dicen mucho más: mujeres vestidas como tales retoman la obra-denuncia de Heredia, que habla de la censura. Lenguas perfectas. De obras como Bailando en el Savoy (1983-1984) y El hombre del espejo (1982) salen a escena diseños superdramáticos, negros, ocultadores del cuerpo, con juego de superposiciones, opresiones, volúmenes, ataduras, pasos complicados.
Genial, la reproducción de Engendro (1972), donde Heredia toca el tema de la mutilación. Y Ramírez viste a una modelo de negro, con enorme cuello plegado, que renguea. Lleva un bastón-pierna que, en realidad, es la pierna que no tiene.
Quienes conocieron a Heredia cuentan que tenía la conducta de un dandy y que se vestía muchas veces con smoking. De ahí, quizás, una pasada de smokings con camisas blancas de cuellos altísimos y el moño sobre el cuarto botón. Lo pasaron mujeres calvas, con enormes cejas negras. Y la sensación de estar frente a Ramírez, identificado con el artista, fue máxima. El cuerpo era de Heredia; la cabeza pelada, igual a la de Ramírez.
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