La creativa holandesa que sorprende con sus diseños 3D
Dos etiquetas se disputan el debut de la semana de la alta costura francesa. Schiaparelli, que presenta una fantasía de colores con estrellas, constelaciones y flores inspirada en la fundadora, y la holandesa Iris Van Herpen, una holandesa que temporada tras temporada evoluciona hacia el maridaje perfecto entre artesanía y tecnología.
Un homenaje a Elsa
La semana arrancó esta mañana temprano, en París, con el desfile de Schiaparelli en el Opéra Garnier. ¿Cómo mantener en alto una casa de modas fundada por una mujer adelantada a su época, una de las diseñadoras más vanguardistas del siglo XX? Desde 2015 el diseñador Bertrand Guyon trata que la llama que encendió madame Schiap. cuando en 1927 creó su firma, siga encendida. Cosas del destino, recién el enero de 2017, 90 años después de su fundación, la Federación Francesa de la Alta Costura le concedió el título de maison de haute couture.
Entonces, ¿cómo ofrecer una colección moderna basada en diseños que en su momento fueron modernos? Pensando en la actualidad y traspolando ese universo lúdico y surrealista de la diseñadora. En aquella época surrealista Schiaparelli charlaba con una langosta, hoy desde una pantalla hablan una esponja o un extraterrestre llamado Alf. Por no mencionar a Mr. Ed, el caballo parlanchín. Así se crean vestidos donde la inspiración y la reinvención miran al futuro pero con los pies en el presente.
Esta vez fue la mismísima Elsa Schiaparelli la inspiración de Guyon y en el board se pudieron ver fotos inéditas de la diseñadora y otras que conformaron su mundo, incluídos sus perros amados Popcorn, Mister X, Nuts y Gourou. Como toda colección exclusiva están presentes los bordados de Lessage y las plumas de Lemarié. Son justamente las plumas las que adquieren un papel lúdico y elegante cuando sobre la pasarela al ras del piso apareció un vestido corto, redondo y ligero como una pompa recubierto de pequeñas plumas púrpura.
Elsa Schiaparelli fue la sobrina de un astrónomo y ello influyó en su fascinación sobre las constelaciones y el zodíaco, por eso esta colección tiene un marcado acento estelar. Los modernos anteojos envolventes de las modelos tienen una lunas y estrellas traslúcidas en los cristales, hay ilustraciones de constelaciones antiguas, broches de medias lunas con cristales. Hay vestidos pintados mano con escenas salidas de porcelanas del siglo XVIII que a juzgar por el casting alternativo de jovencísimas modelos vale decir que parecen una María Antonieta intergaláctica. Llaman la atención las botas cow boy que no encajan con el allure de la colección. ¿Un nuevo surrealismo? Siempre hay un argentino presente en cualquier parte del mundo. Esta vez la representante es Iman Kauman que desde su cuenta de instagram (@imakauman adelantó stories desde temprano. En resúmen, el diseñador imaginó un jardín de Edén en Marte, las ideas y la creatividad cada vez vuelan más alto.
Ver esta publicación en InstagramSo happy for being part of this amazing show!! Thank you @schiaparelli @bitton @kegrand [R][R]
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La evolución de las formas humanas
"La moda es una forma cercana al arte" cuenta Iris Van Herpen, cuya firma lleva su nombre. Esa es la filosofía que sumada a la búsqueda e investigación de nuevas técnicas y materiales provocan el placer de la diseñadora holandesa. Desde hace casi 12 años el proceso de creación es probar, experimentar y cometer errores. "Innovación tecnológica y artesanía van de la mano, más la combinación armónica de materiales con procesos manuales y avanzadas técnicas digitales". Son prendas que pueden vestirse o bien colgarse como una obra de arte.
Van Herpen conoce de efectos, por eso cuando el vestido es más "simple" aparece un accesorio que lo catapulta y lo devuelve al universo visual de su concepción. Si bien se trata de prendas couture realizadas en organzas y sedas cortadas con láser, también hay vestidos totalmente plisados en degradée de colores que no necesitan adaptación ni manual de instrucciones para vestirlos. Asimismo otros parecieran quebrarse ante el mínimo paso.
Entre las técnicas y los materiales cada vestido se convierte en único. Y hay que sumarle el movimiento del caminar que se potencia cuando la paleta sobresale. Cada pieza pareciera tener vida propia. Todo coordina a la perfección.
Las formas cocoon, en mangas ligeras, recuerdan a las orugas de andar pausado. Las nervaduras recorren un camino y arman formas y figuras donde cada tanto aparecen ojos que observan la sorpresa del público. Las dos últimas pasadas parecen gotas gigantes estrelladas contra el suelo formando manchas atrapadas en el cuerpo de las modelos.
El bonus track: penumbras para destacar los ruedos con luces de los vestidos y los zapatos. Esto quizás sea el futuro más inmediato de la couture.