Roberto Piazza
En el salón Pacífico del Hilton Hotel, en beneficio de la Fundacion Huésped, Roberto Piazza presentó sus últimas creaciones. No faltó nada: una pasarela negra y demasiado alta, veinte modelos top, cantantes, luces robotizadas, efectos especiales, catorce bailarinas cubiertas sólo con brillos, y la participación de la sensual Ileana Calabró,
Una señora que portaba un voluminoso sombrero negro exclamó: ¡Estamos en el Moulin Rouge! El Alma, como se bautizó la presentación , comenzó con catorce bailarinas contoneándose y con un vestido blanco, con detalles de rosa y escote en V.
Colores y combinaciones: óxido, negro, verde agua, blanco con negro, mandarina, lila, violeta, gris oscuro, y muchos más. Las telas, orientales con cristales austríacos, gasas, taffetas, bordados de seda y también un hilo muy finito.
Todos los vestidos tienen agregados muy Piazza, abundante pedrería e importantes moños en la parte posterior. Se destacó la túnica rosa envolvente con cintura translúcida. Esta vez, el diseñador prefiere escotes redondos y mangas cortas, con buenos resultados.
También, escotes corazón en un vestido violeta y otro gris oscuro con muchos brillos, algo de plateado y cierto efecto nacarado. Para las novias, quien se imaginó pedreríos, bordados o recursos excesivos, se equivocó: eligió un estilo nada recargado, con telas muy transparentes, un look etéreo, en blanco o suaves tonos pastel, con colas largas.
Pero lo que más llamó la atención fue, sin duda, un par de vestidos con innumerables capas de telas, faldas amplias y mucho volúumen, uno azul y el otro, en negro. Tan ampulosos, que casi ocupaban toda la pasarela, que de por sí era bastante ancha.