2015: ¿otro año muerto para la economía argentina?
La mayoría ve con pesimismo la marcha de la economía el próximo año, aunque es algo más optimista frente a 2016, cuando habrá un nuevo presidente de la Nación.
Salvo en contadas excepciones, como en el caso de las empresas telefónicas que habilitarán sus redes 4G, los tradicionales brindis empresariales de fin de año mostraron una constante: se mira más a 2016 que a 2015 a la hora de hablar de nuevos negocios.
No es algo muy diferente de lo que ocurre en el nivel de la población en general. La mayoría ve con pesimismo la marcha de la economía el próximo año, aunque es algo más optimista frente a 2016, cuando habrá un nuevo presidente de la Nación.
En tal sentido, la última encuesta de la consultora Management & Fit (concluida el 3 de diciembre, entre 2400 personas de 16 a 70 años de edad, consultadas en forma telefónica o presencial en todo el país) consigna que para el 51,9% de la opinión pública la economía argentina estará peor o mucho peor en los próximos meses, en tanto que para el 31,9% seguirá igual y apenas para el 13,9% estará mejor o mucho mejor.
Se mira más a 2016 que a 2015 a la hora de hablar de nuevos negocios
Las expectativas cambian mucho cuando se consulta a las mismas personas cómo consideran que estará la situación económica del país en 2016, después de las elecciones presidenciales. Frente a ese interrogante, el 26,8% contestó que estará mejor o mucho mejor, en tanto que el 24,5% opinó que estará peor o mucho peor y el 27,6% juzgó que estará igual que ahora.
Los pronósticos de las principales consultoras económicas acerca del crecimiento de la actividad económica argentina en 2015 distan de ser favorables, como se puede ver en el siguiente cuadro, elaborado por el consultor Carlos Seggiaro.
De acuerdo con la consultora Seggiaro & Asociados, cuyo pronóstico de rango de crecimiento se ubicará entre -1% y +1%, aunque con un primer semestre recesivo, los factores que explican este escenario de debilidad en términos productivos son los siguientes:
- La situación internacional no es muy auspiciosa. El viento de cola ya no está soplando, y Brasil tampoco ayudará, al menos durante 2015.
- La economía argentina ha acumulado en los últimos años una serie de distorsiones internas cuya resolución requiere medidas que afectarán inevitablemente los niveles de actividad económica, debilitándolos. Y es un hecho que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner carece del mismo margen de maniobra para aplicar políticas expansivas que tenía en años anteriores, a pesar de tratarse de un año electoral.
- Es evidente que vastos sectores de la sociedad argentina perdieron parcialmente durante 2014 capacidad adquisitiva, ya que las negociaciones paritarias, las jubilaciones y los planes sociales aumentaron menos que el costo de vida . Resulta muy difícil pensar que esa situación pueda revertirse a lo largo del próximo año.
Un importante banquero, en diálogo con LA NACION, consideró que el crecimiento del PBI en 2015 dependerá en buena medida de cómo cierre la negociación entre el Gobierno y los holdouts . "Si concluye con un acuerdo, y la Argentina logra así abrir sus puertas al mercado financiero internacional, la economía podría crecer hasta un 1,5%; pero si no hay acuerdo, caería en un porcentaje similar", expresó.
No pocos estudios económicos, como los de la consultora Ecolatina, de Marco Lavagna, coinciden en que el problema más urgente que enfrenta la economía argentina es la escasez de dólares y que éste corre el riesgo de tensionarse. "Si el Gobierno no logra reabrir el canal financiero para la Nación, las provincias, YPF y los privados, los menores flujos de exportaciones, afectados por la caída de precios internacionales, obligarán al Banco Central a optar entre devaluar o incrementar las trabas a las importaciones. Por lo que, viviendo con lo nuestro, se profundizará la recesión y/o la inestabilidad cambiaria", señala su último informe.
Pero la población en general, si bien en un 48,7% cree que el Gobierno negociará con los llamados fondos buitre, contra un 34,5% que opina lo contrario, no parece muy segura de que un entendimiento con los acreedores vaya a traer grandes cambios en la economía. El 32,8% de los encuestados por Management & Fit sostiene que un acuerdo para resolver el tema de la deuda no mejorará nada; el 21,3% piensa que mejorará poco; el 26,7% cree que mejorará algo y el 6,9% que mejorará mucho.