A ritmo lento
XINIJANG, CHINA.- Y sí, entonces, sobreviene la paciencia. Inevitable, obligatoria, impuesta. Sin derecho al pataleo. Sin demasiadas opciones. Cómo habrá ido sucediendo. En qué momento el conductor del auto se habrá dejado llevar; de qué modo habrá seguido el lento goteo del tiempo. La ruta capturada por una, dos, tantísimas ovejas; la manada que se extiende más allá del horizonte estrecho del parabrisas, involuntariamente dominante, sumergida en lo que ya viene dado. Y uno piensa en el sufrido viajero del auto blanco; el motor sujeto al ritmo despacioso de los animales, obligado a seguir su calma, hecho uno con su mansedumbre. Las ovejas, nos indica la información que acompaña la imagen, están en plena migración estacional, en la región china de Xinjiang. Cuál será la migración del auto blanco, víctima involuntaria de lo inapelable del azar.