Ante todo, fortalecer la democracia
Hace 22 años se sancionó la Constitución de la ciudad de Buenos Aires, y desde entonces la aprobación de un código electoral propio es una deuda pendiente. Este año el oficialismo abrió el debate de un proyecto que nos da la oportunidad de trabajar sobre una reforma electoral que fortalezca la democracia garantizando la transparencia de los comicios y promoviendo la participación.
El proyecto propone derogar la ley 875, que establece la obligatoriedad del gobierno de la ciudad de convocar a elecciones en fechas distintas de las establecidas por la Nación. Según el oficialismo, la unificación de cargos locales con los nacionales tiene el objetivo de simplificar la vida de la gente. Nosotros sostenemos que unificar las elecciones vulnera la autonomía de la ciudad porque limita el debate sobre los temas cotidianos y más inmediatos que afectan a los ciudadanos, restándoles jerarquía e importancia a las propuestas de gestión que interesan a la hora de solucionar los muchos problemas que tiene la CABA.
Otra de las razones del oficialismo para unificar el calendario electoral se relaciona con la reducción de los gastos del Estado. Durante este último tiempo se viene instalando esa idea -errónea, por cierto- que dice que las elecciones son sinónimo de gasto. Desde 1983, las elecciones en nuestro país representan un compromiso incuestionable con la democracia. La Argentina es uno de los países que tienen los niveles más altos de participación en la región. Las elecciones no pueden ser pensadas como un gasto, no solo porque constituyen uno de los pilares básicos de la democracia representativa, sino también porque todos, hombres y mujeres, hemos prestado un acuerdo sobre el grado de importancia del acto de elegir. Nuestra propuesta: elecciones para cargos locales en fecha fija y separadas de las nacionales, para poder debatir la agenda de la ciudad y poner a todos los candidatos en igualdad de condiciones respecto de la fecha de convocatoria.
En segundo lugar, el proyecto prevé la implementación de la boleta única electrónica. Gran parte de los especialistas en materia electoral vienen advirtiendo sobre las vulnerabilidades de este sistema de votación, que pone en peligro la integridad de los comicios y el secreto del sufragio. Creemos que la boleta única de papel (BUP), en un formato similar al que hoy se utiliza en la provincia de Córdoba, es el sistema de votación más eficaz y seguro. La BUP es un sistema auditable por cualquier persona (con o sin conocimiento sobre tecnología), garantiza el secreto de sufragio e impide maniobras de manipulación. Asimismo, incentiva el fortalecimiento de los partidos porque elimina aquellos vicios que promueve el sistema actual, que coloca a las agrupaciones políticas en puntos de competencia desigual y promueve la fragmentación partidaria.
De los puntos donde hay acuerdo mayoritario destacamos la regulación de los debates públicos y la incorporación de la paridad. Proponemos establecer la obligatoriedad de los candidatos locales a participar de debates que sean transmitidos por el sistema de medios públicos de la ciudad de Buenos Aires y establecer un mecanismo de alternancia por género, de modo tal de no incluir en las listas dos personas del mismo género en orden consecutivo.
La ciudad de Buenos Aires tiene un vacío normativo que es preciso saldar con un código electoral despojado de cálculos electoralistas, que solo contribuyen a disminuir los niveles de confianza en las instituciones de la república.
Diputado de la ciudad de Buenos Aires (UCR-Evolución)
Juan Francisco Nosiglia