Antes que los Derechos Humanos
Hay Derechos anteriores y aún más elementales que los consagrados Derechos Humanos desde 1948 en adelante.
El ser humano, especialmente el occidental, siempre acostumbró masacrar etnias y hasta naciones enteras, poblando de héroes ecuestres de bronce a las plazas de los territorios conquistados. Todos los pueblos patagónicos tienen una calle con el nombre de Roca, el que la masacró e inició el principio del desequilibrio ecológico que sufren muchos territorios del Sur (desertificación).
¿Podemos hablar del derecho a morir dignamente cuando a una persona se la condenó por el solo hecho de vivir en el espacio que el otro quiere ocupar? ¿Es que hablar de lo malo que es que lo torturen, no nos estará distrayendo del objetivo mayor, que es que jamás debieron haberlo apresado ni ocupado sus tierras?
En forma liviana, estamos debatiendo sobre lo que la muchacha militar estadounidense no debió hacer con sus presos en Irak, mientras que lo que tenemos que discutir, es que jamás debió haber sido invadido su País.
Discutimos sobre las torturas y desapariciones de la última Dictadura Argentina, pero casi nunca se debate en que jamás debió haberse anulado la Democracia. No hay presos ni castigados por ello y, por ende, tampoco hay presos por el delito consecuente.
Discutimos sobre las facetas del Señor Blumberg, pero las velas, que están de moda, no nos dejan ver que la seguridad tiene relación estricta y absoluta con la marginación social que la "Sociedad de las Velas" prefiere desconocer.
No son los hambrientos que se tornan en delincuentes, sino que los mismos que provocan el hambre desde el Poder Económico, son quienes directa o indirectamente emplean a la mano de obra delictiva.
El hijo del señor Blumberg es víctima de una Sociedad Urbana aporteñada que no quiso ver durante más de cinco décadas lo que había comenzado a ocurrir en nuestro País. El Hijo de una Madre de Plaza de Mayo es víctima de esa misma parte de la Sociedad que siempre despreció al que no había bajado de los barcos europeos y que también despreció al que no vivía de Rivadavia al Norte en Ciudad de Buenos Aires.
No podremos garantizar jamás el Derecho Humano del secuestrado si somos incapaces, como Sociedad, de garantizar Derechos anteriores como la libertad de vivir que, con hambre de territorio, salud, vivienda, cultura y educación son imposibles de lograr.