Arte y reflexión, a fuego lento
Distintos puntos de vista sobre la niñez en la literatura, el amor y el gozoso placer de la comida
Investigadores de quince universidades “de los dos hemisferios” –como les gusta destacar a los responsables del libro– se abocaron a la tarea de reflexionar acerca del modo en que la niñez y la adolescencia extendida hasta la juventud son representadas en la ficción y el ensayo escritos en francés. El resultado de esa labor es Infancias /Enfances (Dedalus), obra bilingüe compilada por Susana G. Artal Maille y Valeria Castelló-Joubert, que contó con el impulso de la Asociación Argentina de Literatura Francesa y Francófona, las universidades Le Mans (Francia) y Laval (Canadá), y el apoyo de la Universidad de Buenos Aires.
Infancias se estructura en cuatro capítulos. El primero está dedicado a las introducciones de rigor, más un extraordinario artículo de Franck Laurent sobre el modo en que es tratada la figura del niño en la producción de Victor Hugo. En el segundo se analiza la situación de chicos y jóvenes inmersos en dramas familiares o sociales, a través de creaciones de autores como Bernard-Marie Koltès y Samuel Beckett, entre otros. El tercero aborda el tratamiento de la niñez en ficciones autobiográficas (desde las escritas por Laura Alcoba y Patrick Modiano hasta las de Nathalie Sarraute y Marguerite Yourcenar) y el cuarto explora el vínculo entre infancia y educación en escritores como Rabelais, Montaigne, Boris Vian y Saint- Exupéry.
En todos los casos, la publicación respeta el idioma original en que los textos fueron presentados (español o francés), excepción hecha del artículo de Laurent, que las compiladoras decidieron traducir para enriquecer la escasa bibliografía “actualizada y accesible” existente en castellano sobre el tema de la infancia en novelas, poemas y ensayos de Victor Hugo.
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“¿Qué puede ser más delicadamente humano que ofrecer un rico plato de comida y una buena historia?”, se pregunta Federico Andahazi en el prólogo de Historias de amor y recetas (Margen Izquierdo), volumen que reúne ocho recetas y doce cuentos ganadores del concurso organizado por la feria Leer y Comer. A los relatos de los autores noveles, las editoras María José Rodríguez Murguiondo e Inés Gugliotella sumaron piezas literarias (y también fórmulas gastronómicas) de grandes nombres de la literatura universal, del arte o de la ciencia, como Einstein, Frida Kahlo, Rossini, Audrey Hepburn, Orson Welles, Alejandro Dumas, Chéjov, Dickens, Colette, Joyce, Oscar Wilde, Dostoievski y Kipling, entre varios más. La intención fue que a cada cuento lo acompañara una recomendación culinaria proveniente del mundo del arte, y cada receta encontrara eco en alguna creación literaria.
El efecto que produce esta reunión de materiales heterogéneos es fresco, grato. El libro se abre con el breve cuento “Frutas, mujeres y paisajes”, de Andrea Cristina Castro. Allí, el pintor Johannes aconseja por carta a su joven discípulo Pieter –sobre todo en relación con las frutas y las mujeres mencionadas en el título–: “En el momento exacto en el que tus tripas crujan de hambre y tus dedos ya no puedan sostener el pincel porque desesperan por estrujar esas beldades que tienes por delante, habrás terminado tu obra”. Trascartón, y con lúdico sentido de la oportunidad, los editores revelan los secretos de la pasta de berenjena para untar (y comer sin tener que abandonar del todo el pincel o la cámara) que hacía las delicias del fotógrafo Man Ray.
Historias de amor y recetas, además de ser un objeto de calidad muy cuidada, cumple un fin solidario: las ganancias que produzca su venta serán donadas al comedor Los Piletones, de Margarita Barrientos.