Avance en acuerdos económicos
La Argentina y Chile han concretado dos importantes acuerdos económicos, que tienen un alto significado político: uno de Complementación Económica y Liberalización Comercial, y otro que permite el intercambio energético de gas y electricidad. Esta negociación se encuadra en el acercamiento entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.
Junto con el entendimiento que evita la doble tributación, estos convenios fijan reglas más modernas para facilitar las relaciones económicas. Nuevas inversiones chilenas están llegando a la Argentina, donde ya existe un stock de 18.000 millones de dólares que da empleo a 150.000 personas, y los empresarios argentinos buscan formas para incorporarse a cadenas de valor y llegar a los mercados del Pacífico aprovechando los acuerdos de libre comercio de Chile.
El acuerdo comercial busca que las operaciones de importación y exportación sean más expeditas. Cabe destacar la creación de un Comité de Pymes, cuya función será asistir, facilitar información relevante e implementar programas de desarrollo para este grupo de empresas. También hay un importante entendimiento sobre compras públicas, consagrando el principio de no discriminación para los bienes, servicios y proveedores. Y se liberaliza el comercio de servicios incluso de telecomunicaciones, disminuyendo el roaming, y se regula el comercio electrónico, favoreciendo el uso de la firma digital.
Sobre la solución de controversias, el mecanismo consta de dos etapas: las consultas y el arbitraje. No obstante, las partes podrán, en cualquier momento, acordar la utilización de medios alternativos, como los buenos oficios, la conciliación o la mediación.
Por su parte, el acuerdo energético facilita el intercambio energético, incluido el swap de electricidad y gas natural, para suplir carencias transitorias a uno u otro lado de la cordillera. También se regula el transporte de energía a través de las redes de ambos países para abastecer zonas que no se encuentren conectadas con el punto de origen de la energía.
La complementación energética entre la Argentina y Chile permite volver a usar los siete gasoductos existentes, como ha venido ocurriendo en los últimos dos años. Igualmente se usa la línea de conexión eléctrica entre Salta y Antofagasta, y se estudian otros cinco puntos de conexión.
Así se podrá, por ejemplo, incorporar gas natural en la zona de Biobío, donde existe una potencial demanda de parte del sector industrial y de generación eléctrica, la que sería abastecida desde Vaca Muerta, el que sería compensado con una operación de suministro de gas natural regasificado hacia la provincia de Buenos Aires.
Estos acuerdos se suman a la próxima llamada a licitación del túnel de Agua Negra que unirá San Juan y Coquimbo, la modernización del Paso Los Libertadores y la licitación del estudio de ingeniería del túnel Las Leñas entre San Rafael y Rancagua. Hay que mencionar también la multiplicación de vuelos entre provincias argentinas y regiones chilenas, y la protección conjunta del medio ambiente.
En un escenario internacional incierto, bajo la amenaza del proteccionismo comercial y el nacionalismo estrecho, la Argentina y Chile están dando pasos decisivos para su integración, que está llamada a tener una repercusión positiva en el desarrollo de la región. Cuando se dificultan los acuerdos multilaterales, hay que explorar otras vías para alcanzar los mismos fines, aunque sea gradualmente.
Embajador de Chile
José Antonio Viera-Gallo
LA NACION