Bolivia y la libertad de prensa
El presidente de Bolivia , Evo Morales , publicó en su cuenta personal de Twitter que "los medios de comunicación que no reciben publicidad del Estado son los que mienten, insultan, difaman y desprestigian a las autoridades".
Con esta reflexión falsa procura confundir a la opinión pública. En rigor, lo que está diciendo Morales es simplemente que quienes disienten del gobierno boliviano o lo critican no reciben publicidad del Estado, una manera evidente de cercenar la libertad de expresión propia de los regímenes autoritarios. Sin ir más lejos, basta recordar cómo, en nuestro país, muchos medios soportamos durante años la persecución con la que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner pretendía de igual manera silenciar las voces independientes.
La Asociación Nacional de la Prensa boliviana desmintió categóricamente al presidente Morales mediante un comunicado en el que expresa su preocupación por los ataques registrados contra algunos periodistas y medios informativos independientes, denunciando que el gobierno pretende asfixiarlos económicamente y para ello recurre al conocido y coercitivo mecanismo de quitarles la publicidad oficial.
En Bolivia, sólo los medios periodísticos que aplauden al gobierno reciben asignación de pauta publicitaria oficial. En cambio, los que conservan su independencia y son capaces de oponerse a los designios oficiales son excluidos de la pauta.
De forma similar a lo que ocurrió aquí, en el vecino país el castigo para las empresas de comunicación que no acatan las directrices oficiales se refleja también en un permanente acoso fiscal, en la imposición de ceder al gobierno costosos espacios sin cobrar lo que corresponde y en los constantes aumentos en las cargas sociales, todo lo cual está provocando el cierre de pequeñas radioemisoras, canales de televisión y publicaciones de distinto tipo.
La libertad de prensa y la de expresión se ven claramente amenazadas cuando los autoritarios de turno buscan silenciar a los medios independientes.