Carrió y un portazo previsible
Confirma las dificultades que tiene el no peronismo para construir una alternativa política
Elisa Carrió, desde hace dos décadas, cuando irrumpió en la política nacional en la constituyente de 1994, ha sido en forma constante una voz potente en la política argentina.
Más allá de sus errores o imperfecciones, ha marcado una constante en el reclamo y el testimonio por un valor en la política: la honestidad.
Pero esta continuidad ha ido acompañada de cierta discontinuidad en la acción política concreta, armando y desarmando espacios.
Mirando la historia argentina, es en la política argentina la reedición de figuras que como Leandro Alem en el siglo XIX y Lisandro De la Torre en el XX, que se caracterizaron por combinar una fuerte voz en la denuncia y en la crítica, con inflexibilidad en la política operativa. Los dos dejaron un reconocido testimonio, pero ninguno de los dos llegó al poder.
Pero en el ámbito político porteño, ha mostrado su capacidad de recuperación electoral.
Puesto en este contexto, las dificultades que ha generado la presencia de Carrió en el espacio FAU-UNEN eran previsibles y las disidencias iban a surgir inevitablemente tarde o temprano.
Las dificultades que ha generado la presencia de Carrió en el espacio UNEN eran previsibles y las disidencias iban a surgir inevitablemente tarde o temprano
Los cinco presidenciables del espacio (Binner, Cobos, Sanz, Solanas y Carrió) no iban a poder permanecer unidos mucho tiempo. Es así como el fracaso de las gestiones para una alianza electoral con el Pro, han sido el desencadenante de la renuncia del Carrió a este espacio, pero no su causa única.
Ya en los últimos días, tanto Binner como Cobos y Solanas habían dado señales de que preferían que ella dejara el espacio.
Las dudas de Sanz respecto al Pro, se resolvieron a favor de la unidad de su partido. Es que avanzar en la alianza que proponía Carrió, que era que una fórmula entre ellos dos compitiera en las PASO con la de Macri, implicaba no solo la división de FAU-UNEN, sino en particular la del radicalismo.
La decisión de este partido de no avanzar en la alianza con el Pro, no implica el fin de las alianzas en la oposición. Horas antes de la renuncia de Carrió, el espectro opositor en su totalidad se manifestó públicamente a favor de un cambio en el sistema electoral para establecer la boleta única. Hasta junio, cuando vence el plazo para presentar alianzas y listas de candidatos para las PASO de agosto, las gestiones de unidad seguramente continuarán.
Incluso candidatos a gobernador de la UCR con posibilidades de ganar en sus provincias han planteado que la eventual alianza debería ser amplia y contemplar una competencia en las PASO entre las tres vertientes opositoras, las que encabezan Macri y Massa y FAU-UNEN. Es que si en cada provincia las tres vertientes van con un candidato propio para la gobernación, las posibilidades de que siga ganando el oficialismo local son altas.
Carrió en realidad se ha replegado. Por ahora reducirá su acción política a la Capital y la provincia de Buenos Aires, dos distritos que sumados tienen la mitad de los votos del país
Pero Carrió en realidad se ha replegado. Por ahora reducirá su acción política a la Capital y la provincia de Buenos Aires, dos distritos que sumados tienen la mitad de los votos del país y donde su imagen es relativamente más fuerte, y el Pro puede tener interés por diversas causas de abrirle la competencia en las PASO. En el primero, para asegurar el triunfo que permita retener el gobierno porteño y en el segundo para fortalecer una opción que por ahora luce débil.
En definitiva, esta resonante renuncia no es el fin de FAU-UNEN ni tampoco el final del protagonismo político de Carrió. Ni tampoco de las gestiones de unidad en la oposición, aunque confirma las dificultades que tiene el no peronismo para construir una alternativa política.