El mismo derecho, escuelas abiertas y el barbijo mal puesto
¿Qué nos pasa?
¿Puede a alguien llamarle la atención la cantidad de contagios por Covid? Días atrás recorrí José C. Paz y San Miguel y me indignó la cantidad de personas con el barbijo debajo de la nariz o directamente sin barbijo. Paradas en las esquinas, charlando, entrando a los negocios o esperando el colectivo. De todas las edades. ¿La distancia social? Bien, gracias. ¡Qué tentador preguntar a estas personas por qué! La gente que las rodeaba, como si nada. ¿Qué nos pasa?
Susana Fiore
DNI 11.384.653
Yo ya decidí
Ellos los saben. Pero no les alcanza el reconocimiento solidario y cariñoso. Deben recibir un reconocimiento en sus salarios. De ellos dependen nuestras vidas y ellos las defienden sin escatimar esfuerzos y tiempo. Sí, ellos defienden la vida, nuestra vida, nuestro mayor bien. Algunos aún están sin vacunar y con varios muertos en sus filas. Por otro lado tenemos a los maestros, que a pesar de estar ellos sí, casi en su totalidad, vacunados, pero por estar sindicados, prefieren hacer lo que sus sindicalistas les ordenan en vez de cumplir con su deber. Tanto sus sindicalistas como ellos mismos cobran sus haberes a fin de mes. ¿Qué pasaría si los trabajadores de la sanidad se copiaran de los maestros y se negaran a ir a trabajar por temor al virus? Seguramente los maestros lo verían mal. ¿Qué pasaría si los trabajadores sanitarios se negaran a atender a los maestros? Los sindicalistas docentes saldrían con los tapones de punta a defender a sus afiliados, que aportan para que ellos puedan tener suculentos sueldos.
Docentes, recapaciten, les ruego. No se dejen llevar por unos pocos sindicalistas que en su mayoría no son docentes. No es lo mismo ser docente que trabajador de la educación. Ustedes eligen: ¿ser docentes, siguiendo a Sarmiento, o trabajadores de la educación, siguiendo a Baradel u otros gremialistas como él?
Yo hace años que elegí.
Patricia Connolly
DNI 5.333.461
El mismo derecho
Estoy vivo, gracias Dios y a los “médicos relajados” que,
hace poco más de ocho meses, en plena pandemia 2020, encontraron una cama en terapia intensiva y una sala de operaciones para extirparme un tumor que crecía en mi colon. Si esos médicos, y mi prepaga, hubieran priorizado atender solamente a los enfermos por Covid, dejando a su merced a los enfermos con otras patologías, no estaría yo escribiendo estas líneas. Señor Presidente, todos los enfermos tenemos el mismo derecho a ser atendidos por nuestras respectivas dolencias, y creo que catalogar de “relajación de la medicina” a tales casos es una ofensa inadmisible para quienes no hacen más que cumplir con su deber, conforme al título que les ha otorgado una universidad que usted ha dispuesto tener cerrada de manera presencial, sin pensar en las necesidades de la gente.
Marcos Ruiz Sáenz
DNI 4.550.285
Escuelas abiertas
A los 15 años, un hermano marista me puso frente a un aula del colegio Manuel Belgrano, de Belgrano, con alumnos de mi edad. Desde entonces he servido 48 años a la educación en diferentes sistemas y niveles: voluntariado en movimientos y organizaciones, asesor, funcionario y profesor en tres universidades, once colegios, y con mi esposa hemos fundado otros dos colegios. He visto verdaderos héroes educativos en el monte del chaco salteño, en Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja, Córdoba, Corrientes, la provincia de Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires, y no he conocido vagos en las aulas. Y me pregunto: ¿por qué los presidentes siguen disponiendo de escuelas que constitucionalmente –desde 1853– corresponden a facultades no delegadas por las provincias? Nunca, desde 1973 hasta ahora, he dejado de padecer los discursos vacíos, el presupuesto mal utilizado y las reformas de las reformas educativas que nunca reforman nada, porque, aunque desconocen la realidad, igual mandan; eso no crea autoridad, y los sistemas sin autoridad tienden a la anarquía. ¿Por qué siguen contratando un montón de ilustrados en Buenos Aires, con ideologías rotativas, que nunca han vivido la escuela? Las provincias podrían fijar marcos amplios, para que las escuelas, con la participación de educadores, padres, alumnos –que tienen sus sueños y conocen los desafíos de su realidad–, tengan un margen significativo de libertad, curricular y presupuestaria, para elegir su futuro. Que las escuelas sigan abiertas es un supuesto necesario, pero para una educación de calidad para todos el gobierno del sistema es el problema.
Roberto Estévez
Profesor titular ordinario FCS-UCA, CABA
DNI 11.955.481
Todo tiene un límite
Hace ya varios días llegó a mi WhatsApp el texto de un decreto cuyo contenido fue alarmante por sus alcances. No soy abogado, pero acudí a un amigo que lo es, y de prestigio, el doctor Carlos Quirno. Y él me confirmó la presencia en el Boletín Oficial de ese decreto 226/2021 con fecha 31/3/2021. Por medio de ese instrumento se crea la Casa Patria Grande Presidente Néstor Carlos Kirchner como organismo desconcentrado en la órbita de la Secretaría General de la Presidencia de la Nación,
con la misión de impulsar la promoción de la integración de los pueblos latinoamericanos en términos culturales, políticos, económicos y sociales y constituir un espacio especial para la juventud. Por supuesto, los gastos originados por el personal de ese organismo serán atendidos con los créditos presupuestarios asignados a la jurisdicción 20-01-Secretaría General de la Presidencia de la Nación.
La lectura de este decreto me produjo la sensación de una burla para los objetivos de unidad nacional tantas veces proclamados por el Presidente y nunca logrados. Si no somos capaces de alcanzar la unidad nacional, ¿cómo nos proponemos lograr la unidad continental, donde la posición de la Argentina solo coincide con un par de países de tendencia no compatible con la mayoría de los argentinos?
Todo tiene un límite, y el decreto de marras lo cruza.
Luis J. Grossman
luisjgrossman@gmail.com
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