De los lectores: cartas & mails
Ceder un poco para ganar mucho; Impunidad; Fórmula; La Corte Suprema; La única deuda; Hada de los vestidos; Archivo General
Carta de la semana
Ceder un poco para ganar mucho
Quisiera reflexionar sobre la postura que adoptamos los ciudadanos frente a las necesidades que tiene nuestra sociedad. Es una obviedad decir que necesitamos mejorar, pero el punto es cómo hacerlo. Creo que no hay "personas mágicas". Ni Macri, ni Lavagna, ni Lifschitz, ni Cristina Kirchner, ni Pichetto, son la solución a nuestros problemas. Estoy convencido de que lo que se precisa es un trabajo mucho más profundo: una labor nacional. Los únicos capaces de cambiar el rumbo somos los propios argentinos. Al decir esto me refiero a todos, pero principalmente a aquellos que tenemos incidencia en el trabajo, la educación, la salud y el bienestar de otros. Se necesita mirar alrededor, ver qué falta, cómo podemos ayudar, qué es lo que yo puedo aportar. ¿Sensibilidad? Puede ser. Ser más humanos, también. El único camino que nos puede garantizar un buen final es que tengamos el deseo sincero y la convicción de que queremos una Argentina mejor. Mejor porque la queremos, mejor porque será el país de nuestros hijos, mejor porque seremos partícipes de un cambio que nos lleve a la prosperidad. Para lograrlo, es imprescindible que pasemos de una mirada individualista a pensarnos como comunidad. Sin pensar solo en nuestro ombligo, en que si pongo la plata acá o allá, gano más o menos, o si el poder de turno me ayuda o me perjudica.
Que no se malinterprete: no planteo que nadie sea un mártir y sacrifique sus necesidades personales, sean cuales fueran, en favor de otro. Si solo nos diéramos cuenta de que cediendo un poco, muy poco, de lo nuestro se puede mejorar la vida entera de otro, tendríamos el éxito de nuestro país mucho más cerca. Dejemos de pensar solo en nuestra quinta y lograremos un país como nos merecemos.
Ernesto L. Isabello
DNI 29.480.414
Impunidad
La expresidenta tiene asegurada la impunidad, ya que su compañero de fórmula durante la semana que pasó dijo que si se puede manejar a cuatro jueces de la Corte Suprema eso equivale a ser el dueño del poder en la Argentina. Ya vimos lo que pasó con la Corte. Lo que sostiene y representa esta fórmula es la impunidad. Es evidente que la justicia no es un valor para nuestros ciudadanos. Y sin justicia, no hay república.
Andrea Cecilia Testa
DNI 16.559.434
Fórmula
"Cámpora al gobierno, Perón al poder..." Recuerdo cómo terminó.
Fabio Piatigorsky
Fabio.Piatigorsky@sion.com
La Corte Suprema
La nota de Laura Di Marco se ocupa del riesgo que ofrece una Corte Suprema atravesada por las luchas de poder, politizada e impredecible. Afirma que uno de los obstáculos que vino demorando el ingreso de la Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es la precariedad de su sistema judicial. Y que el ingreso al organismo es clave para atraer inversiones y desarrollo al país. También cuenta que el kirchnerismo intensifica una operación política y mediática para demoler al presidente de la Corte, Carlos Rosenkrantz, un juez incómodo para los planes de impunidad de Cristina Kirchner y probablemente para el trío peronista del máximo tribunal. Y bien, esto indica que la Corte es un impedimento para el progreso, un obstáculo para la gobernabilidad, y que se debe reformar aunque sus miembros sean vitalicios. Yo, que de kirchnerista no tengo nada y de respeto al derecho mucho, recuerdo cómo Néstor terminó con la Corte "adicta", "automática", que venía del menemismo. Según mi criterio, lo hizo con métodos "non sanctos", pero fue celebrado por todos los republicanos, incluso en notas de LA NACION, y aún hoy se celebra esa actitud. El fin justificó los medios y el presidente demostró su fuerza (de la que más tarde hizo abuso y muy mal uso). Tal vez esto de una Corte peronista que altera la gobernabilidad sea fruto del prudente reparo del Gobierno. Pero hoy, como está nuestro país, en circunstancias tan dramáticas, resultan una debilidad agravante y desacertada.
Jorge Joaquín Martínez
DNI 6.424.978
La única deuda
El 24 de agosto próximo se cumplirán 75 años de la liberación de París de la ocupación nazi. Un día igual de 1944 un niño de casi diez años asistía a su clase de inglés en la Cultural Inglesa en Rosario. La clase casi concluía cuando la profesora, la inolvidable Miss Battier, nos dijo: "... hoy se ha producido un hecho histórico: las tropas aliadas han recobrado París de los nazis y deseo celebrarlo con ustedes..." Ordenadamente los diez chicos caminamos por la calle Buenos Aires hasta la esquina de San Juan, donde había un pequeño bar. Nos acomodamos y la profesora encargó una bebida sin alcohol para todos. Estábamos terminando cuando se escucharon fuertes gritos y vimos pasar mucha gente que era perseguida por la policía montada. Luego supimos que estaban dispersando a los manifestantes que, pese a la prohibición del gobierno de facto, se habían reunido en la plaza para celebrar la liberación de París. Miss Battier, serena e imperturbable, nos ordenó salir, formar fila y entonar el himno nacional. Y así, con atrevimiento, cruzamos la calle mientras la policía, incrédula, detuvo su carrera. Por la vereda de enfrente y siempre cantando el himno regresamos a la Cultural. Al llegar, Miss Battier nos preguntó si sabíamos La Marsellesa. La mayoría contestó afirmativamente y entonces, bajo su batuta, cantamos el himno francés. Ese recuerdo, que aún emociona al niño que era yo, marcó en él la declinación sin pausas de los últimos 75 años. En 1944 estábamos entre los diez países más ricos del mundo. Nuestro PBI era superior al de Brasil y México, y también al de España, Italia, Australia y Canadá.
Hoy, a ese niño que pronto cumplirá 85 años, la realidad le duele. Y la pobreza del 30% de sus compatriotas lo avergüenza. Esa es la verdadera y única deuda que tenemos los argentinos: sean radicales, peronistas, socialistas, de Pro, sindicalistas, empresarios. La tenemos todos.
Mario Benvenuto
DNI 6.009.552
Hada de los vestidos
A raíz de la columna de Fernanda Sández "El hada de los vestidos", a la cual adhiero, quisiera ampliar lo afirmado allí con algunos hechos, porque teniendo 10 años en 1946, los viví y no me los contaron. Bajo la máscara de la "Defensa civil" se implementaron los "jefes de manzana", cuya misión real era conocer la orientación política de quienes vivían en cada una. En los libros de "primeras letras", como llamábamos entonces, se reemplazaba a papá por el líder y a mamá por su esposa. La marcha que se menciona, de la cual participé, es la que se formó el 11 de junio de 1955 después de la celebración del Corpus Christi frente a la Catedral Metropolitana, por la Avenida de Mayo. Después que pasáramos, patoteros apedrearon las vidrieras del diario La Prensa, pretendiendo atribuirnos la autoría. Llegados a la esquina de Rivadavia y Callao, en el mástil allí ubicado, en el cual no había ningún pabellón ondeando, se izó la bandera nacional, a cuya cola se ató una bandera vaticana. Luego se urdió el acto de la quema de nuestra insignia patria. El primer Hogar de la Empleada, en Sarmiento 1272, fue fundado por monseñor Miguel De Andrea, quien fue eliminado de la terna de proposición como arzobispo de Buenos Aires al Vaticano, que correspondía al gobierno nacional por el concordato vigente en la época. En oposición a esta creación y también a la Sociedad de Beneficencia, por la negativa de las damas que la componían a cederle su presidencia a la esposa del líder, se erigió la fundación con su nombre, cuyos fondos hasta el día de hoy son discutidos. En oportunidad de un acto popular en la Plaza de Mayo el 15 de abril de 1953, misteriosamente para mí, estallaron artefactos explosivos en los accesos a la estación de subte de la línea A, ya que en tales oportunidades se disponía su cierre. Como consecuencia del hecho, atribuido a la oposición, militantes protegidos por la Policía Federal prendieron fuego al Jockey Club en la calle Florida y a la Casa del Pueblo de Rivadavia 2150, sede del Partido Socialista y su periódico La Vanguardia, destruyéndose sus invaluables bibliotecas, gracias a la morosidad en llegar de los bomberos (lo que vi personalmente).
Si eso no fue el inicio de la "grieta" y del odio, sin pretender justificar otros actos, no sé lo que fue. Luego del cruel bombardeo del 16 de junio de 1955, la misma militancia procedió a la quema de iglesias, con participación de camiones de combustible de YPF, lo que se encuentra documentado fotográficamente. Se olvidaba que su acceso al poder había sido facilitado por esa misma Iglesia mediante la promesa de la ley de educación religiosa y otras similares. Todo ello al grito de "Alpargatas sí; libros no".
¡Qué dirían hoy Sarmiento, Mitre, Avellaneda, Rodríguez Peña, Carlos Pellegrini, Marcelo T. de Alvear y tantos otros!
Norberto M. Fauroux
nmfauroux@yahoo.com.ar
Archivo General
La labor desarrollada por el Archivo General de la Nación merece que se reconozca públicamente. La calidad e idoneidad de toda la gente que trabaja allí, especialmente restauradores, conservadores y clasificadores, es reconocida mundialmente y lamentablemente en nuestro país no se le da la importancia que se merece. La revista Legado, que publica en forma digital y gratuita, posee unos artículos increíbles, con historias y recopilaciones muy poco conocidas. Historiadores de gran calidad nos deleitan con artículos de excelente nivel. Es una lástima que no se promueva su lectura ni se divulgue su trabajo.
Mariano P. Gonzalez
mpg@gfmlegal.com
En la red
Corte Suprema: un repliegue táctico que solo anticipa nuevas tormentas
- "Estamos mirándolos atentamente muchachos, traten de no volvera equivocarse" - Ángeles Fessia
- "Que busquen la táctica que más les plazca; los ciudadanos estamos atentos. Las maniobras para lograr impunidad K no saldrán adelante; nos haremos oír" - Marcela Budiño
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