Involucrarse, sainete y moraleja
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La Argentina hace todo al revés
La Argentina se ha convertido ya en el mundo del revés. De manera absoluta. No cometemos errores sutiles. Son decisiones directamente opuestas en 180° a toda lógica. Estamos en un punto en el que si analizamos las acciones del Gobierno, descubrimos que si tomaran las acciones exactamente opuestas, el resultado sería muchísimo mejor. ¿Quieren ejemplos? ¿Gravar las rentas inesperadas o bajar los impuestos a las rentas esperadas? ¿Pretender controlar la inflación por los precios de los bienes o controlarla defendiendo el valor de nuestra moneda no emitiendo a tontas y a locas y bajando el gasto público? ¿Aumentar las retenciones a las exportaciones para que así ingresen más dólares al Uruguay y Paraguay o bajarlas para alentar su incremento y que así ingresen más dólares a la Argentina? Los productores agropecuarios ya ni discuten. Directamente llevan sus inversiones a los países que los incentivan a trabajar y no invierten en el que los quiere diezmar. ¿Buscar inversores privados para la Argentina creando impuestos retroactivos todos los días o buscarlos dando nuevas condiciones impositivas más beneficiosas para invertir? ¿Asistir a los ciudadanos más pobres sumando planes y subsidios que generan más inflación o asistirlos favoreciendo la creación de puestos de trabajo en el sector privado? ¿Pretender resolver los problemas de nuestra economía con un esquema de 6.500.000 de puestos de trabajo en el sector privado y 23.000.000 de argentinos que viven del Estado o pretender resolverlos invirtiendo esta ecuación? Y la perla de las incoherencias, ¿mejorar nuestro servicio de justicia adecuándola a lo que dice nuestra Constitución o manipularla maliciosamente de manera que satisfaga los intereses de quienes están multiprocesados/as por graves casos de corrupción contra el Estado?
Hay muchos más ejemplos. Les aseguro que dónde miren van a encontrar casos similares en los que lo opuesto sería mucho mejor que lo que hacemos. Reconozco que es muy desalentador esto. Porque encima discutimos lo evidentemente errado, como si fuera algo razonable y lógico. Ya ni nos damos cuenta de lo equivocados que estamos. Casi parece que disfrutamos de nuestro ingenio y picardía para adoptar posiciones demenciales.
Si no vivimos en el reino del revés, díganme ustedes dónde vivimos.
Gustavo A. Ramallo
gustavoramallo@gmail.com
Involucrarse
La crisis estructural que hoy vivimos en la Argentina demanda un “cambio de actitud”, tanto individual como colectivo. Ese cambio significa dejar de lado las meras quejas, las críticas estériles, el derrotismo; e involucrarse mediante el protagonismo cívico y ciudadano en lo público; hecho que permitirá que pueda emerger una renovada clase política partidaria (con ficha limpia e idoneidad) y evitará seguir delegando facultades en malos representantes para que nos gobiernen.
Por lo tanto, es primordial e imprescindible tanto el compromiso como el protagonismo cívico y ciudadano en defensa de la república, en el marco de respeto de nuestra democracia constitucional.
Miguel Ángel González Fidani
DNI 10.218.768
Sainete
Si Alberto Vaccarezza o Ramón Columba hubieran sido testigos del concierto de cámara ofrecido por los senadores peronistas en estos días, seguramente un desopilante sainete y un ocurrente relato ya estarían en prensa. La contribución a la recuperación de un nivel político digno y con otra jerarquía cultural que está haciendo el peronismo por vía del absurdo es sencillamente notable.
Eduardo R. Malvar
malvareduardoroberto@gmail.com
El Estado de la Nación
Con un 38% de pobres, 7% de indigentes, inseguridad creciente, educación declinante, inflación galopante, por citar solo algunos de los males que se señalan, deberíamos estar cercanos a una catástrofe. Pero no lo estamos. La Argentina, tierra de promisión, que entre 1890 y 1920 recibió cerca de 6.000.000 millones de inmigrantes, de los cuales se quedaron más de la mitad. Aún después de ese aluvión y como consecuencia de guerras y hambrunas, en el mundo, siguieron viniendo más.
Sigue habiendo una clase media, disminuida pero no rendida, que ejerce el comercio, estudia en escuelas y universidades gratuitas, trabaja en diversas profesiones, es industrial, chacarera o estanciera, propietaria de transportes de personas y animales, produce alimentos, se incorpora a las fuerzas policiales o militares, ejerce la medicina, la enfermería y muchos de ellos las artes. Existen instituciones religiosas que, además de desarrollar sus creencias y ritos, ayudan a los necesitados de alimento, ropa y alojamiento. Ello, además de otras entidades que brindan similares ayudas. Los hospitales son públicos y gratuitos. Tal vez omita algunos paradigmas, pero los señalados son suficientes para saber que no todo está perdido y que no nos dirigimos a la extinción como nación.
La mediocridad, ¡que algunos señalan a veces como meritoria!, se contrapone con la calidad, internacionalmente reconocida, de algunas de nuestras universidades y centros de salud e investigación científica. Lo mismo pasa con los adelantos e innovaciones en maquinarias y otros rubros destinados a la producción agrícola y ganadera. Algunos “unicornios” nacieron en nuestro país y se destacan en el mundo. Es cierto que la educación, sobre todo la pública, ha disminuido en su calidad y que la formación de los docentes no tiene los parámetros de antaño. Pero sigue habiendo bolsones de estudio, investigación, difusión e intercambio con centros internacionales que reconocen sus méritos. Sin embargo, en la conversación cotidiana, en notas de los periódicos, en los medios audiovisuales, en muchas conferencias y ensayos, se insiste en la declinación como destino de lo que una vez fue grande y ejemplar.
Entonces, apelando a la resiliencia de nuestros ciudadanos y al coraje de los fundadores de la nación, debemos recobrar los atributos de entonces: convicciones políticas republicanas, políticas liberales y sociales sólidas y, sobre todo, compromiso y decisión de luchar hasta el último aliento contra la desidia, la abulia y la resignación.
Guillermo V. Lascano Quintana
DNI 4.415.520
Moraleja
Leo en la nacion que un juez federal de Mendoza, Bento, sigue en funciones pese a estar procesado penalmente por recibir coimas. Y que, como si ello no bastara, se postula para integrar la Cámara Nacional de Casación Penal, máximo tribunal del país en ese fuero. Leo también que, en Entre Ríos, un tribunal de enjuiciamiento ha decidido llevar adelante un jury a la ejemplar fiscal doctora Goyeneche, cuyo pecado ha sido llevar adelante el proceso en el que fue condenado –también por percibir coimas, oh casualidad– el exgobernador de esa provincia Urribarri.
Moraleja: métale a la coima nomás.
Daniel Zolezzi
dzolezzi@zgls-abogados.com.ar
El rosario
Yo soy creyente y rezo el rosario guiándome por los dedos de la mano. Usar el rosario en el cuello no significa necesariamente ser devoto; al contrario, puede ser un engaño.
Jorge Corti
DNI 5.164.228
Impunidad mapuche
En la provincia de Neuquén un asentamiento de seudomapuches interrumpe, en la ruta 40, la construcción de una avenida de circunvalación que forma parte del Corredor Bioceánico Norpatagónico. Proyectada para desviar el intenso tránsito de camiones del comercio internacional entre la Argentina y Chile por el cercano Paso Internacional Cardenal Samoré, y evitar –como lo hacen actualmente– su circulación por la calle principal de Villa la Angostura, beneficiando la tranquilidad y seguridad de miles de vecinos, comerciantes y turistas, de esa aldea de montaña. La obra, a cargo de Vialidad Nacional, con una extensión de 6 kilómetros, cuatro carriles y 7 puentes, presupuestada en $3500 millones, se encuentra interrumpida en una extensión de 300 metros, por el asentamiento de un grupo de seudomapuches que impiden su finalización.
En una república con independencia de poderes, donde la Justicia aplica la ley y se ejerce la autoridad, esto no hubiera sucedido. En la Argentina, es una nueva muestra de la inadmisible impunidad de la que gozan los activistas, con la complicidad de algunos sectores ideologizados del gobierno nacional.
Ricardo E. Frías
ricardofrias@gmail.com
Rascando la olla
Leo atentamente que el Gobierno ¿dispone? crear un nuevo impuesto a las “rentas inesperadas” a un conjunto de empresas con ganancias netas imponibles altas, superiores a los 1000 millones de pesos. ¿Por qué 1000 millones y no 1387? ¿o 796,7? ¿o 224,3?, y podemos preguntar así eternamente. ¿Qué iluminado puso ese número totalmente aleatorio? ¿Solo porque es un número redondo? Y así seguimos, sin profesionales que argumenten –sin condiciones por supuesto– fundamentos sostenibles para “rascar la olla”.
Repito, y así seguimos.
Constantino Coutris
DNI 17.030.954
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