La justicia
Mientras no haya una justicia independiente, no habrá país posible. Todo se dirime allí.
Una diferencia con un vecino, un problema de tránsito, una disputa familiar, una complicación económica, todo confluye en la justicia y mientras ella sea cooptada, manoseada y comprada, nadie nunca estará seguro de que se hagan valer sus derechos. Por ello tampoco hay seguridad.
El problema no es la policía. Es la justicia que no tiene dignidad ni norte, y nos deja librados a nuestra suerte. Y lo peor es que muchos jueces carecen de vergüenza y familias correctivas de sus dislates, ofreciendo fallos indignos y abusivos del buen tino y el sentido común.
Una gran parte de la sociedad sale de su letargo y comienza a hacerse oír con estrépito, antes de llegar a las cenizas.