Vía crucis
Hay muchas formas de contar la noticia del viernes por la noche en Ciudad Evita (La Matanza). Todas las maneras retratan un drama.
Marcelo Quispe entró a robar una casa junto a un cómplice, pero debió huir cuando una de sus ocupantes escapó y alertó a los vecinos. En su fuga, Quispe se topó con un vía crucis, el que la capilla de la zona organiza los viernes de Semana Santa. Alguien lo identificó y varios lo ataron y lo mataron a golpes. La policía llegó luego del linchamiento, por el que todavía no hay detenidos ni se conocen avances para identificar a los autores.
Con apenas 25 años, Quispe había estado preso hasta hacía cinco meses por un asesinato, y registraba un prontuario con varias detenciones. Franco Quispe, su hermano mellizo, también murió violentamente. Su madre, Laura Quispe, es recordada por haber liderado, en diciembre de 2006, una larga toma de rehenes en una escribanía próxima a los Tribunales, en la capital.
Sin necesidad de forzar interpretaciones, pero tampoco sin posibilidades de eludir el melodrama, el final de Quispe ocurrió durante la reconstrucción del momento más doloroso del cristianismo, el camino a la muerte de Jesús. Un drama en un drama.