Celular al volante, peligro sobre ruedas
La cantidad de accidentes causados por personas que hablan por teléfono mientras conducen está creciendo en todo el mundo, al tiempo que, según estudios internacionales, la utilización del teléfono celular mientras se maneja un automóvil aumenta el riesgo de accidentes en un 70 por ciento.
La atención que demanda la comunicación telefónica distrae al conductor, en tanto que la tensión que puede provocar el contenido de la llamada perturba su tarea de conducir y provoca demoras o errores en las acciones. Es equivocado pensar que esto se soluciona con un teléfono "manos libres". La cuestión es tener la "mente libre" de cualquier otra preocupación que no sea la conducción. Por ello, la ley de tránsito prohíbe su uso durante la conducción.
Según un estudio del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), el 90% de los automovilistas que utiliza celular comete errores, aunque use el sistema de manos libres. De acuerdo con lo que revela el informe, lleva a distracciones que alteran el buen manejo tanto el sistema de telefonía celular fonoaudible como el envío y la recepción de mensajes de texto. Manipular un dispositivo móvil mientras se conduce puede no tardar más de cinco segundos; sin embargo, ese breve lapso en el que se dirige la atención para identificar una llamada, seleccionar una canción o abrir un mensaje puede ser suficiente para provocar un accidente mortal.
Hay infracciones que sólo afectan la fluidez y el ordenamiento del tránsito. Otras pueden significar un riesgo alto para la seguridad vial. Entre estas últimas, las distracciones provocadas por el uso de la tecnología son las que más preocupan. Según un reciente relevamiento hecho por la Subsecretaría de Justicia porteña, conducir usando el celular o auriculares está entre las cinco infracciones más frecuentes: se hicieron 33.000 actas en lo que va del año, lo que colocó la infracción en el puesto número 4, después de "exceso de velocidad", "mal estacionamiento" y "forzar la barrera del peaje".
Las investigaciones coinciden en señalar que hablar por teléfono mientras se conduce reduce el tiempo de reacción en alrededor de un 10% en términos del frenado y en un 20% en términos de acelerar después de frenar, lo que interfiere con la fluidez del tránsito. Además, los usuarios de celulares, pese a usar indistintamente teléfono de mano, con audífono o manos libres, violaron las señales de tránsito tres veces más que los conductores sin distracción. Los que manejan hablando por teléfono no perciben el ambiente de conducción, ya que alrededor del 70% de la información visual no se procesa en lo absoluto.
En efecto, hablar por teléfono celular es un factor de distracción mucho más grave que leer publicidad, comer mientras se conduce o encender la radio, y las alteraciones en el comportamiento del conductor producidas por el uso del teléfono celular son tan profundas como las ligadas a la conducción bajo los efectos del alcohol. Para la Organización Mundial de la Salud, distraerse implica que el conductor tendrá que dividir su atención entre una tarea principal, conducir, y una secundaria, hablar por teléfono. Por lo que si una persona que maneja a 130 kilómetros por hora realiza una llamada telefónica de apenas un minuto, habrá circulado más de 2,1 kilómetros sin estar totalmente concentrada en lo que estaba haciendo.
Nuestra frecuente conducta de contestar una llamada telefónica cuando estamos conduciendo debe cambiar para no poner en riesgo la vida de nosotros mismos, de quienes nos acompañan o de quienes están alrededor, pudiendo salvar miles de vidas que año tras año se pierden por una irresponsabilidad totalmente controlable.
No hacen falta más datos ni nuevos estudios o investigaciones para determinar fehacientemente la causalidad entre el uso del celular mientras se conduce y los accidentes que por ese motivo pueden ocasionarse. Por ello, además de ser inflexibles en la aplicación de las sanciones previstas para los casos de violación de las normas pertinentes, se hace necesario seguir trabajando la cultura preventiva tras el volante, con especial énfasis sobre la responsabilidad del uso de los teléfonos celulares durante la conducción de los vehículos.