Comer sin barbijo
"El barbijo se podrá sacar a la hora de ingerir los alimentos".
(De un proyecto presentado por Gustavo Iril, concejal neuquino)
Muchos sintieron un cierto escozor al escuchar a Axel Kicillof decir que "la normalidad no existe más". ¿Qué mensaje quiso darnos? ¿Se refería a la conculcación creciente de derechos ciudadanos? ¿Pretendía con lo dicho otorgar entidad definitiva al "vamos por todo" de la reina madre y al consecuente "olvidate de la división de poderes", o acaso era su forma de suscribir al "seamos Venezuela" del cómico más radicalizado del trío cómico?
El problema con la frase de Kicillof es que, de tan general, se vuelve abstracta. La pandemia nos ha vuelto exigentes. Nos hemos acostumbrado a las precisiones: que la curva sube, que la curva baja; que hay tantos contagios, tantas camas hospitalarias y tantos tests. Que los trillizos pueden salir hoy al mediodía con la vecina del 4°A, porque es la única que tiene DNI terminado en número par; que los de 70 son personas recontravulnerables, dependientes y contagiables; que debemos ser fanáticos del tapaboca y los guantes descartables; que solo podemos correr de noche y cerca de casa; que mantener distancia social; que estornudar en el pliegue del codo; no tocarse los ojos; sacarse los zapatos al entrar en casa y un montón de etcéteras que cumplimos para llevar adelante una vida que no parece vida, pero cuyo fin es mantenernos vivos.
La política es el camino para que los hombres sin principios dirijan a hombres sin memoria
Si Kicillof pretende zafar de que "la política es el camino para que los hombres sin principios dirijan a hombres sin memoria", como decía Voltaire, debería ser mucho más detallista. Que emule a Gustavo Iril, concejal del bloque Compromiso en Plaza Huincul, Neuquén, quien presentó un proyecto muy clarito y muy útil para que grupos de amigos puedan reunirse durante la cuarentena. Se llama "Asado seguro" y estipula, entre otras cuestiones matemáticamente resueltas, que podrán juntarse hasta diez personas, entre familiares y amigos (vaya uno a chequear que lo sean); que todos deben ser mayores de 18 años (menores, a dieta), y que las comidas deberán hacerse los viernes, entre las 19 y las 23; los sábados, de 11 a 16 o de 19 a 23, y domingos, entre las 11 y las 16 (muy fácil de controlar).
Sigue Iril: "La reunión contará con un cocinero y un ayudante (doña Petrona y Juanita), se evitarán los alimentos crudos (recomienda pollo al disco) y el barbijo "se puede sacar a la hora de ingerir los alimentos" (sin comentarios).
Si nos van a digitar la vida, al menos que lo hagan con criterio.