Cristina y Alberto, en la misma pantalla
Qué maravilla la tecnología: gracias a Zoom pude entrevistar simultáneamente a Alberto y a Cristina, con el bonus track de que en un momento apareció, por atrás de su madre, Florencia: "Che, ¿alguno sabe cuándo corno van a llegar los médicos cubanos?". Fue una charla llena de matices. Monotema, el coronavirus, obvio. Y obviamente le pregunté a Cristina a qué se debía su mutismo desde que empezó la pandemia. Me contestó que se está ocupando de los temas importantes. A Alberto lo puse en apuros al recordarle, con mis intenciones más abyectas, que esta semana le dio a Hugo Moyano la estatura de prohombre, y a Paolo Rocca, CEO de Techint, de miserable. "¿Yo? ¿En serio?", se hizo el distraído. Pero enseguida lo explicó: odia a los ricos. Bromeamos con la coincidencia de que los dos cumplimos años anteayer, y me gastó: "Pero a vos no te llamó Cristina, eh". Es cierto, no me llama, pero tampoco me da órdenes.
Sin más preámbulo, pasen y vean lo que quedó registrado en la pantalla de Zoom. Con ustedes, Alberto y Cristina.
¿Cómo evalúan el avance del virus en la Argentina?
Cristina. Excelente. No tengo ningún síntoma y cumplo la cuarentena al pie de la letra. Florcita sigue en franca recuperación. Lee y escribe mucho, lo cual es buenísimo, así no me habla tanto. Porque cuando se larga? Bueno, tiene a quien salir ja ja ja.
Alberto. Mirá, esta es una batalla larga, que acaba de empezar. Tenemos un razonable optimismo porque, la verdad, estamos haciendo todo bien, somos un ejemplo en el mundo. De todos lados quieren venir a copiarnos, pero acá no dejamos entrar a nadie. A los más insistentes les decimos que consulten a Ginés. Ahí no llaman más.
¿Bien Ginés, no? Serio, consistente. Y el gurú de los pronósticos.
Cristina. Un lujo. Todos los días me llama para preguntarme si necesito algo.
Alberto. Coincido, es un sanitarista de lujo. Todas las noches me llama para disculparse por las macanas que dice.
Presidente, ¿no se está testeando a muy poca gente?
Alberto. A ver. Lo importante es mantener la curva de contagios aplanada, y lo estamos consiguiendo. Si testeáramos a muchos, la curva se iría a las nubes. Y no nos van a alcanzar los respiradores.
¿Y la economía?
Alberto. Más aplanada que la curva. No nos da respiro. Pero estamos metiéndole a la maquinita, para inyectar pesos. Cuando esto termine, de a poco se va a ver una reactivación. Los precios ya se están reactivando.
Cristina. Siempre le digo a Alberto que sea más duro con los empresarios, con los chupasangre. Es como muy tibio.
Esta semana fue durísimo. ¡Los mató!
Alberto. Es que los conozco muy bien. Son mis amigos. Me siento cómodo en ese doble discurso de quererlos y pegarles. Básicamente me siento cómodo con el doble discurso.
¿Por eso trató de prócer a Moyano y de miserable a Rocca?
Alberto. ¿Yo? ¿En serio? Mirá, estoy obligado a elogiar a Hugo porque siempre está el peligro de que te cruce los camiones. Ahí se para el país. Le tengo un profundo cariño y, al mismo tiempo, un gran desprecio. En cuanto a Paolo, les da trabajo a decenas de miles de personas, es un generador de riqueza. Y lo que me jode es eso: me joden los ricos. Lo dije esta semana: el posmodernismo nos hizo creer que el éxito es ganar plata, hasta que vino este bichito, este virus, y en segundos destruyó las riquezas.
En realidad, destruye más a los pobres.
Alberto: Ah, qué bichito turro. Tendré que revisar mi teoría.
Cristina. Che, ¿van a seguir hablando entre ustedes? Una cosa es que me maquille mucho, y otra, que me dejen pintada, ¿OK? De Moyano ya saben lo que pienso. Es un buen sindicalista porque conoce el otro lado del mostrador: también es un buen empresario. De Rocca no hablo. Lo que tenía que decir lo puse en boca de Alberto.
¿Qué opinan de los cacerolazos para reclamar que los políticos recorten sus sueldos?
Cristina. Son los cacerolazos de la abundancia. Pero, si insisten, lo que podríamos hacer es recortar un poco lo que ganamos por afuera de los sueldos.
Alberto. Ya lo he dicho, me parece injusto. Y si insisten y nos vemos forzados a hacerlo, tendremos que compensar por afuera.
Pero el que está fogoneando esto es el propio Massa.
Alberto. Te voy a contestar con algo que le dijo un senador peronista a tu diario: "Si Massa quiere aportar, que primero venda su camioneta de 100.000 dólares".
Señora, el país se pregunta por qué no ha dicho una sola palabra sobre el drama del coronavirus.
Cristina. Porque me estoy ocupando de las cosas importantes. Ya me puse a trabajar en el armado de listas para las elecciones del año que viene.
¿Cómo juzgan el papel que está teniendo la oposición?
Alberto. Extraordinaria. ¡No se oponen a nada! Imaginate a nosotros en ese lugar. Ahora, los líderes de Cambiemos, o como se llamen, me están pidiendo una audiencia. Los voy a recibir respetando el distanciamiento: ellos en la Casa Rosada y yo en Olivos.
Cristina. No contesto preguntas sobre temas irrelevantes.
Lo último: impresionante, señor, cómo sigue subiendo usted en las encuestas.
Alberto. Mi preocupación es la curva de contagios, no de popularidad.
Cristina. No contesto preguntas sobre temas irrelevantes.