Delicadeza y lirismo en la carta de un padre
Escribo estas líneas escasas a medida que voy leyendo, por lo cual todo es algo abrupto y en cualquier caso provisorio. El librito, pequeño y hermosísimo, se titula Magõkoro, que en japonés significa dar con sinceridad. Lleva una bajada que alude a una novela anterior de su autora, Flavia Company: Carta del padre de Haru. En el prólogo, cuenta la narradora que cierta noche, para guarecerse de la lluvia, se detiene frente a una zapatería. Una anciana, Haru, la invita a pasar. Tras contarle su historia, le entrega un sobre que siquiera ha abierto y en cuyo interior hay una carta de su padre. Cuando quiere saber por qué la anciana no la ha leído, esta le responde:
-Una carta no encuentra a su destinatario hasta que se lee.
En las paredes del cuarto donde están hay una repisa vacía. A la visitante le llama la atención esa desnudez.
-No todo lo que parece vacío lo está -dice Haru mientras sirve el té-. Es una buena manera de recordarlo. Lo invisible no se ve, pero está.
La prosa es de un delicado lirismo, despojada, para enamorarse.