Es la hora de la república
En las próximas elecciones de octubre los argentinos tendremos que tomar una decisión trascendente: elegir entre un autoritarismo populista o una democracia republicana. Al votar estaremos defendiendo valores superiores, como la libertad y la justicia.
Causa temor escuchar a representantes del frente opositor decir que, en caso de ganar las elecciones, van a revisar los pronunciamientos judiciales. Suprimida la Justicia, estaría asegurada la impunidad de las mafias políticas, sindicales y de empresarios prebendarios.
La sociedad demanda el fin de la impunidad. Por eso, más que nunca, es necesario asegurar la independencia de los jueces que con valentía han investigado y procesado a los máximos responsables en casos emblemáticos de corrupción, con el aporte invalorable de la prensa.
El concepto moderno de democracia republicana surge a fines del siglo XVIII. Luego de la Revolución Francesa, en 1789, se sanciona la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que establecen la libertad y la igualdad de todos, y se proclama la república.
La democracia consiste en el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. En ella, los legisladores pueden sancionar las leyes que crean oportunas y razonables, y el Poder Ejecutivo, hacerlas cumplir, pero con un límite: que se ajusten a los principios, derechos y garantías establecidos en la Constitución .
En cambio, el autoritarismo es un régimen en el cual el poder se ejerce de manera arbitraria. Esto quiere decir que quien representa la máxima autoridad abusa del poder. El autoritarismo se basa en el engaño y la mentira, y bajo su poder no existe prensa libre y no hay la libertad de expresión.
En América Latina las autocracias han ahogado los ideales democráticos de los pueblos, sumiéndolos en la pobreza y el atraso. En la Argentina, durante el gobierno anterior, sufrimos un populismo autócrata que usó perversamente a los pobres con fines electoralistas.
En la actual gestión ha comenzado un fortalecimiento de las ideas republicanas que debemos consolidar. Para fortalecer las instituciones es fundamental que rija el Estado de Derecho, que reconoce y garantiza la protección de los derechos y las libertades individuales de todos.
El desafío actual consiste en mejorar la calidad institucional en los tres poderes del Estado. El presidente Macri ha iniciado el camino. Con seguridad jurídica, el país volverá a ser más previsible, y esto permitirá atraer inversiones, que generan más trabajo.
En la democracia republicana a la que aspiramos es fundamental que exista un poder limitado, que funcione la división de poderes y que haya una verdadera Justicia independiente.
Es la hora de la república. Pensemos en el futuro de nuestros hijos y comprometámonos para que en nuestra patria haya justicia y libertad. Como decía el general Belgrano: "La vida es nada si la libertad se pierde".
Abogado constitucionalista y productor agropecuario
Marcelo J. Louge Juárez