Sin anestesia
"El próximo gobierno va a tener poco margen para cumplir con las expectativas del sector que nosotros representamos. En los primeros 100 días tiene que haber medidas muy de fondo".
(De Juan Grabois, líderde la CTEP.)
Para muestra basta un botón. ¡Y vaya que alcanza! Esta semana Juan Grabois, líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y del Frente Patria Grande, que integra el kirchnerista Frente de Todos, comenzó a mostrarle los dientes a Alberto Fernández.
Dijo que el próximo gobierno tendrá poco margen para incumplir con las expectativas que su sector representa y le dio 100 días para que tome "medidas muy de fondo". Las expectativas crecen a medida que se acerca el traspaso del mando y la presión aumenta. La 9 de Julio es testigo de ello.
Para que no quedaran dudas sobre el alcance de sus palabras, apeló a las redes sociales para ser un poco más explícito sobre una de las aspiraciones de su organización: una reforma agraria. "Hay que avanzar con una reforma agraria, que implica que no puede haber más terratenientes en la Argentina; no puede haber nadie que tenga más de 5000 hectáreas. Esas extensiones de tierras son injustas. Creemos que la tierra tiene que ser de quien la trabaja". La idea, dijo en un video, es que haya una expropiación de 50.000 parcelas para entregarlas en propiedad a pequeños productores.
La reforma agraria no solo suena vetusta en la Argentina del siglo XXI, sino que es un término inusual entre los propios trabajadores rurales. La cuestión no está en la propiedad de la tierra, sino en la comercialización de la producción. Esa es una de las razones del crecimiento del cooperativismo en las zonas agropecuarias habitadas por pequeños y medianos productores. El peronismo y el radicalismo siempre hablaron del rol social de la tierra, pero no de reforma agraria. Frente a las críticas de quienes están en sus antípodas y también de algunos que lo miran con simpatía, el dirigente piquetero apeló a la doctrina de la Iglesia para justificar la presión y las ideas revolucionarias. Esta vez no se apoyó en el papa Francisco, sino en definiciones de Juan Pablo II.
Flaco favor a la moderación que busca transmitir por estas horas el candidato presidencial Fernández, que en España intentó tender puentes con un mundo que todavía mira con recelo y desconfianza el potencial regreso del kirchnerismo al poder.