Cómo contar un gran duelo
Aunque el tamaño de los anteojos de sol impide ver los ojos de esa especie de abuela warholiana, la rigidez de los labios casi deja percibir qué es lo que mira detrás de la oscuridad: la mirada de quien viene de poner en palabras el abismo, la expresión de quien aún se sorprende de mantenerse en pie. La foto corresponde a la campaña primavera-verano 2015 lanzada por la marca de moda francesa Céline, y la elegida fue Joan Didion, escritora estadounidense de 80 años que, retratada por el fotógrafo alemán Juergen Teller, aparece vestida de negro, con un colgante de oro tan grande como los anteojos de sol y un estilo casi tan enorme como su capacidad para sobrevivir terremotos.
Además de ser una de las firmas más singulares de eso que se conoce como nuevo periodismo, Joan Didion (Sacramento 1934) sabe lo que es estar a la moda: editora durante muchos años de la revista Vogue, se codeó con el mundo de Hollywood bajo el papel de guionista, y su particular encanto la llevó a estar siempre ahí donde las cosas entran por los ojos sin que eso significara perder la admiración y el respeto de sus lectores.
La tragedia iba a marcar a la escritora, como ella misma dice, de forma tan tardía como irreversible, en un lapso de menos de dos años: la tarde del 30 de diciembre de 2003 Didion y su marido, el también escritor John Gregory Dunne (con quien se supervisaban la redacción de cada uno de sus libros, a tal punto que existe más de un guiño entre ambas obras), fueron a la unidad de cuidados intensivos donde permanecía internada su hija como consecuencia de una neumonía. Cuando volvieron a su casa con el propósito de relajarse un poco y descansar, el cuerpo de su marido cayó desplomado sobre la mesa del living y murió de un ataque al corazón a las 22:18, un día antes de la llegada del nuevo año, y un mes antes de cumplir cuarenta años de casados. Entonces, Didion volcó todo su dolor y desamparo ante esa tragedia en El año del pensamiento mágico, libro que además de ganar en 2005 el National Book Award y resultar finalista del Pulitzer, significó para ella algo así como un alivio del luto. Dos años después, cuando se encontraba de gira por ese mismo libro, recibió la noticia de que su hija también acababa de morir a raíz de una embolia pulmonar. En lugar de desplomarse por completo, escribió Noches azules, donde dice todo acerca de su hija.
Por esas cosas editoriales (y dado que el orden de los factores no altera el talento ni mucho menos el dolor) ese libro salió en español antes que El año del pensamiento mágico, que acaba de aparecer ahora, casi en simultáneo con el librito de fotos, dibujos y textos en el que John Berger -junto con su hijo Yves- despide y homenajea a su esposa Beverly.
Con un título que rinde cuenta del razonamiento circular en el que incurren los familiares de un fallecido al pensar que estaba en sus manos la posibilidad de impedir la muerte, El año del pensamiento mágico es un tsunami que conjuga una minuciosa descripción acerca de la pérdida de una vida, reflexiones laberínticas, angustias extremas, citas de autoridad como la de Stephen Hawking para confirmar que resulta imposible ir hacia atrás en el tiempo, recuerdos de toda índole ("no tuvimos ninguna sensación particular de estar viviendo un momento histórico al ver El graduado en 1967"), observaciones sobre las conductas de hoy ("las enfermeras apagaban los monitores porque los familiares prestaban más atención a las pantallas que al paciente que se estaba muriendo"), distinciones entre palabras como duelo y dolor ("el dolor es algo pasivo mientras que el duelo requiere atención") y una inclaudicable obsesión por identificar el aspecto más doloroso de todo ("el vacío que es justamente lo contrario del sentido") y el último motivo de las lágrimas ("cuando lloramos a nuestros queridos también nos estamos llorando a nosotros mismos").
Para algunos, lo esencial de este libro es narrar, con el menor afecto posible, la muerte de un ser querido. Sin embargo, si logra impactar tanto es porque, por momentos, Didion transmite una emoción parecida a la del extranjero de Camus: una sensibilidad límite que necesita de cierta frialdad para no resquebrajarse. Igual a los anteojos de sol que resguardan la mirada de un flash en primerísimo primer plano.
EL AÑO DEL PENSAMIENTO MÁGICO
Por Joan Didion
Random House
Trad.: Javier Calvo
190 páginas
$ 149