Cómo salir del corralito internacional
EN los próximos días se despejarán algunos de los muchos interrogantes sobre las probabilidades de que la Argentina recomponga sus relaciones con el mundo y salga del corralito internacional.
Una primera aproximación se tendrá pasado mañana, cuando el canciller Carlos Ruckauf se entreviste en Washington con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell; con el secretario del Tesoro, Paul O´Neill; con la titular del Consejo Nacional de Seguridad, Condoleezza Rice, y con el representante comercial, Bob Zoellick. El panorama se completará dos días después, al cabo de las visitas que el ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina hará a Italia y España, donde será recibido por las principales autoridades de esos países.
El objetivo de Ruckauf en los Estados Unidos será dar señales de que no habrá sorpresas en la política exterior argentina y de que nuestro país buscará mantener la alianza estratégica que durante 12 años signó su relación con la potencia norteamericana.
La gira del canciller enfrenta no pocas dificultades. Una de ellas es la feroz crítica que importantes medios de comunicación norteamericanos han descargado sobre el nuevo gobierno argentino, desde la tapa de la revista Newsweek con la imagen de Eduardo Duhalde y el título "¿Por qué no tiene ninguna chance?" hasta el reciente artículo de The Wall Street Journal que tildaba a la Argentina de "república bananera".
En ese sentido, Ruckauf deberá convencer a sus interlocutores de que el gobierno de Duhalde tiene una sólida base de sustentación política, pese a las imágenes de los cacerolazosque dan la vuelta al mundo y de que, además, no es populista ni proteccionista como dicen por ahí.
No es ésa la única dificultad. Los recurrentes incumplimientos de las promesas argentinas a los organismos internacionales, como el FMI, han agotado la paciencia de las autoridades norteamericanas, que no están dispuestas a dar su aval para nuevos desembolsos a nuestro país si no tienen la certeza de que habrá un plan económico sustentable. En otras palabras, quieren garantías de que la ayuda internacional que venga en el futuro no irá a parar a un barril sin fondo y de que la Argentina honrará sus compromisos.
Hay un tercer problema que enfrentará el canciller: el contexto internacional no favorece a la Argentina.
De los ocho países que cayeron en default en la última década, tres se recuperaron antes del año: Corea del Sur, Malasia y Singapur. Otros dos, Rusia y Ecuador, salieron luego de aproximadamente dos años y ambos crecieron un 5% en 2001. En cambio, los tres restantes -Indonesia, Tailandia y Birmania- enfrentaron muchos problemas y demoraron más en levantar cabeza.
¿Qué camino seguirá la Argentina? ¿El de los países que se sobrepusieron rápidamente, como Corea? ¿El más caótico, como Indonesia? ¿O uno intermedio, como el de Rusia y Ecuador?
Hay un dato que puede ser clave y que no resulta el más alentador para la Argentina. Tanto Corea como Rusia sorprendieron con sus crisis al mundo, que se mostró predispuesto a auxiliarlos antes de que sus deblacles económicas contagiaran aún más a otros países.
Por el contrario, el default argentino había sido descontado por los mercados internacionales con muchos meses de anticipación, por lo que la crisis de nuestro país no ha arrastrado a otros mercados, ni siquiera a nuestros vecinos.
Lograr la ayuda internacional en estas circunstancias se torna mucho más complejo. Con todo, en el gobierno nacional creen que todavía se pueden jugar algunas cartas decisivas a partir del contexto sudamericano y de los efectos que un duro traspié económico, político y social de la Argentina tendría en otros países del subcontinente.
Fuentes del gobierno nacional estiman que no debería escapar al análisis del gobierno norteamericano que este año habrá elecciones en Brasil y que, aunque pocos creen que vaya a ser el ganador, Lula encabeza las encuestas de intención de voto. Tampoco -dicen- deberían descartar que, a partir de un cuadro de caos social en la Argentina, que se contagie a otros países, América latina se convierta en caldo de cultivo para la acción del terrorismo internacional. En tal sentido, afirman que está comprobada la presencia de miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Venezuela, Perú y Ecuador, al tiempo que -como se anticipó en esta columna el domingo último- se habría detectado a integrantes de ese núcleo guerrillero en Jujuy.
La posibilidad de un recrudecimiento del terrorismo en América del Sur es sólo una hipótesis, de la que el gobierno de Duhalde aspira a sacar una tajada con vistas a una negociación con los Estados Unidos. Ante la falta de argumentos económicos para captar su atención, apelar al miedo puede ofrecer buenos resultados.
Es probable que la Argentina le ofrezca al Departamento de Estado y al Consejo Nacional de Seguridad su colaboración en la estrategia regional norteamericana ante un definitivo fracaso de las negociaciones entre el gobierno colombiano y las fuerzas guerrilleras.
El diálogo que Ruckauf mantenga con Condoleezza Rice y con su asesor para América latina, John Maisto, puede ser importante, en tal sentido. La consejera de seguridad, experta en sovietología y profesora en la Universidad de Stanford, tiene una estrecha relación con el presidente George W. Bush, en tanto le daba clases sobre política internacional en plena campaña electoral, cuando éste era candidato.
Perspectivas
Si Ruckauf tiene éxito en su gira le habrá allanado el camino político al ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, para que éste viaje a Washington en las primeras semanas de febrero y pueda negociar la ayuda del FMI.
Los pasos del canciller son lógicos: primero, lograr el apoyo político de los Estados Unidos, que tienen cerca del 20% de los votos en la conducción del FMI; luego, asegurarse que no haya trabas del G-7, para lo cual se considera esencial contar con el respaldo de España, que si bien no integra el grupo de países más poderosos del planeta, ocupa la presidencia de la Unión Europea y puede tener una influencia decisiva.
Mientras se multiplican los contactos internacionales -en el Gobierno consideran vitales las gestiones del titular del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, ante el FMI-, Duhalde tiene resuelto efectuar un balance público de su primer mes de gestión el próximo sábado. En esa oportunidad anunciará una serie de reformas estructurales, entre las que podría estar la del sistema financiero, al tiempo que se confirmarán los últimos detalles del presupuesto, que prevería una caída mayor del PBI, del orden del 5 al 8 por ciento, y tres reglas: equilibrio fiscal, austeridad monetaria y flotación cambiaria.
¿Qué podría ocurrir si fracasan las gestiones con el FMI? No debe descartarse que Duhalde tenga los días contados y se convoque a elecciones no más allá del otoño.
Por ahora, pese a los cacerolazos, el frente interno está bajo control y es probable que lo siga estando mientras no se disparen la inflación ni el dólar. De lo contrario, el Gobierno quedará atrapado en una espiral de bronca.