Como un muro
ROMA, ITALIA.- Sobrevuela la cámara y la imagen permite asomarnos a un mundo feliz: niñas y niños con sus juegos, el aire libre, las risas que casi escuchamos, el "dale" del pase de pelota. Un mundo feliz es el título de la icónica novela de Aldous Huxley, en la que retrata una sociedad tecnocrática y con gran desarrollo de la ciencia donde todo funciona "perfectamente", pero sobre la base de rígidos roles para hombres y mujeres. Aun así, alguien desafía los límites, salta los muros y la novela se despliega. ¿Qué sucedería si esos jardines no estuvieran divididos por una pared? ¿Si, en vez de esto, viéramos un picadito mixto? ¿O hasta un juego completamente nuevo? Esta postal, en una segunda mirada, nos ofrece otra lectura: la clara asignación por género de modos de estar y crear comunidad que se perpetúa y que cimentará futuras desigualdades. Es un muro que se levanta bien tempranamente. Y deconstruirlo es un asunto tan serio como un juego en la niñez.