Como una acuarela
Ni una imita al otro, ni se miran en espejo, ni compiten en prioridades. La vida y el arte, simplemente, a veces dialogan. Y resulta que lo real puede revelarse sorprendentemente leve; y el artificio, inesperadamente sólido. Así, esta imagen. La dura letra de lo vivo nos habla del fin de una jornada de trabajo. Es el río Brahmaputra en Gauhati, India. Un hombre lleva, sobre lo que resta del día, una carga de bambú al mercado, que lo vende al por mayor. Debe haber sudor y raspones y fatiga en cada una de las cañas que ahora se dejan arrullar por la corriente del río. Pero está, también, la foto. El punto exacto de luz que permite distinguir los focos que se encienden allá lejos; la bruma que avanza, aquí cerca. Y la silueta precisa del árbol, casi una acuarela japonesa; nítido, minucioso, secreto. Tan universal y tan anónimo como el hombre que se yergue, contemplativo, bajo sus ramas.