Coronavirus: el Estado como factor de unidad de los argentinos
Ginés González García tiene razón: sería inmanejable un brote de coronavirus en el conurbano. Cualquiera que haya caminado por barrios, en donde la pobreza reina hace años, puede pensar que cualquier pandemia tiene allí todas las condiciones para su mejor caldo de cultivo.
Según un relevamiento hecho por el Estado Nacional en 2018, en el país existen más de 4000 "barrios populares". Y más de 1600 están en el conurbano bonaerense.
Lo que para muchos argentinos hoy es "cuarentena" o aislamiento social, para otros es hacinamiento a niveles insoportables. En una sociedad desigual, las medidas universales generan más desigualdad.
Por otra parte, si no hubo capacidad para controlar o frenar el ingreso del virus al país: ¿cómo se pensará evitar su ingreso a los "barrios populares", si es que ya no está allí?
Cómo imaginar que en lugares como La Lagunita o La Tablada (Rosario), Villa Itatí (Buenos Aires) o Lapacho III en Tartagal (Salta) existan medidas reales que impidan que esto pase.
Quien pudo caminar por uno de estos barrios, una villa, un asentamiento o un caserío, sabe que históricamente en los hospitales más cercanos -o salitas- en muchos casos no hay, ni hubo, lo necesario para atender a las situaciones cotidianas de salud.
Cómo imaginar que en lugares como La Lagunita o La Tablada (Rosario), Villa Itatí (Buenos Aires) o Lapacho III en Tartagal (Salta) existan medidas reales que impidan que esto pase
¿Cómo lograr que en los "barrios populares" se utilicen tapabocas y se respete el distanciamiento social?
A las personas que vivan en asentamientos en CABA y no los usen: ¿se les va a aplicar las multas de $10.000 a $80.000?
¿Cómo hacer que quienes hoy buscan entre la basura para comer, respeten las pautas de higiene, salud y aislamiento social?
Más allá del oscuro panorama: ¿Qué alternativas se podrían tomar para afrontar la crítica situación?
Desde mi óptica, el estado debe profundizar en diferentes acciones de gobierno para prever, prevenir, restaurar y controlar los efectos que genera, y seguirá generando la pandemia. En este sentido debe ocuparse tanto en las cuestiones de salud como también en los efectos económicos.
La pandemia sanitaria, con una cuarentena imposible de cumplir para muchos argentinos, ha desatado una crisis económica fuerte que ya venía castigando a los sectores más vulnerables.
Este reto presenta la oportunidad de construir un nuevo pacto social de responsabilidad y compromiso con el desarrollo y el progreso de todos los argentinos
El gobierno debe construir políticas públicas que se ocupen tanto de la salud como de la economía. Debe recurrir a todos sus recursos y el apoyo de la sociedad civil para atender las necesidades actuales y potenciales en alimentación, hábitos y elementos de salud e higiene, el sostenimiento y la reactivación de actividades productivas y de servicios.
Se hace necesario construir equipos multidisciplinarios que incluya a:
- Académicos y científicos de la salud, ciencias sociales, economía,
- Ejército, gendarmería, policía, bomberos, personal de salud, defensa civil,
- La participación de todos los cleros,
- La articulación público-privada
- Los movimientos sociales de base presentes en los barrios.
Es necesario trabajar para que el Estado nos una. Este momento de crisis debería ser un llamamiento a quienes accedieron a la educación y las mejores oportunidades a lo largo de sus vidas. Hoy está la posibilidad de ponerse al servicio de quienes realmente más los necesitan.
También creo que este reto presenta la oportunidad de construir un nuevo pacto social de responsabilidad y compromiso con el desarrollo y el progreso de todos los argentinos.
No estoy asumiendo que sea fácil, o suponiendo que no haya tensiones latentes y riesgos colaterales. Lo que sí creo, al igual que muchos, es que esta situación despierta lo peor y lo mejor de nosotros.
Ojalá prime lo último sobre lo primero.
* El autor es Director Ejecutivo de la Fundación Oficios









