Cortes sin clase
Los cortes son intermitentes, y a cualquier hora, en una zona de intenso tránsito, como Ayacucho al 600. Se muestran indiferentes a los bocinazos, a las ambulancias y a los colectivos que se tienen que desviar, y a la obstrucción de edificios. A los vecinos y personas que se atreven a quejarse les responden en forma destemplada.
Los reclamos al gobierno porteño, al 911 y a la fiscalía no dan resultado: tan pronto despliegan pupitres y sillas sobre la vereda y la calle para una clase pública, como arman actos estridentes con pancartas y bombos de agrupaciones de izquierda. También se dan algunos lujos, como hacer humear un asadito para hacer más nutritivo el aguante callejero.
No se trata de una jornada de protesta. Son días y noches que se repiten sin importarles que el tránsito quede patas para arriba interminables horas o que quienes viven en los alrededores padezcan un batifondo insoportable.
Son los miembros de la comunidad educativa del Profesorado Joaquín V. González que resisten bulliciosamente las reformas al Estatuto Docente y en general, cualquier cosa que provenga de Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña. Supuestamente se forman allí para educar.
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