Cuando empecemos a vivir sin cepos

El kirchnerismo kiciloffiano parece exigir que nos hagamos las primeras preguntas, como por ejemplo: ¿está bien mentir? ¿Está bien justificar cualquier ilegalidad, siempre que sirva para aumentar el poder de los gobernantes de turno? Así como vamos, ¿estamos terminando con la pobreza?

¿Es tan difícil darse cuenta de que si la sociedad no genera riqueza, es decir bienes y servicios, no se puede salir de la pobreza, es decir, de las necesidades básicas insatisfechas? Está claro que la riqueza podría concentrarse en pocos y no distribuirse entre todos, pero igual de claro debería estar que si no se produce no habrá qué repartir. Si es necesario generar riqueza, más bienes y más servicios que satisfagan necesidades, la pregunta es: ¿tiene sentido que para crear riqueza la sociedad se prive de la inteligencia, la iniciativa, la creatividad de los miles de millones de personas, sólo por imaginar el disparate de que habrá unos pocos funcionarios sabios que la generarán mejor que el conjunto de los humanos interactuando en libertad? La verdad es que cualquier persona con sentido común que se detenga un par de minutos a pensarlo debiera concluir en que no tiene ningún sentido creer que la creatividad e innovación de un ministro serán superiores a las de todo un pueblo.

Me parece importante que nos detengamos a ver qué es lo que genera la riqueza. La primer respuesta es "la percepción de que para satisfacer nuestras necesidades debemos satisfacer las necesidades de otros". Desde el punto de vista moral, es superior la idea de que para beneficiarme debo beneficiar a otros. Desde el punto de vista humano, es muy positiva esta apuesta a la colaboración entre unos y otros, en lugar de apostar a lo contrario, a la confrontación, por la fuerza, la violencia o la guerra. Entonces, habría que hacer lo necesario para aumentar la colaboración, la educación de calidad, la investigación, la interacción en libertad, la iniciativa, la creatividad, el comercio, la innovación, la infraestructura y la logística, en lugar de poner todo el tiempo trabas, quioscos estatales, permisos, prohibiciones, coimas, nuevos organismos o expedientes.

Los estudios de la biología molecular demostraron que lo que genera órdenes superiores es la interacción de las partículas. Las partículas más elementales tienen la capacidad de percibir el comportamiento de su entorno y adecuar su propio funcionamiento a esa interacción, generando situaciones crecientemente complejas y ricas. La pobreza extrema es muy simple, con pocas interacciones y con baja satisfacción de necesidades; la sofisticación científico-tecnológica es muy compleja y rica y satisface muchas necesidades. Hay que aumentar la interacción, sobre todo si los hombres, a diferencia de las partículas elementales de la materia, tienen discernimiento y capacidad de inteligencia y amor. ¿Por qué se desarrolló el conocimiento en los monasterios tibetanos o en las universidades emblemáticas o en Silicon Valley? Por la concentración e interacción de inteligencia en libertad, con permiso para crear y equivocarse.

Cuando en poco tiempo la Argentina vea que es posible vivir sin cepos, sin prohibiciones de exportar, sin declaraciones juradas de necesidades de importación, sin registros de cada movimiento, sin funcionarios persiguiendo a productores y obligando a vender debajo del costo tanto energía como hamburguesas, los argentinos se van a sorprender de lo que son capaces de hacer generando riqueza, creando trabajo y eliminando pobreza. Cuando los gobernantes dejen de poner el foco en perseguir al almacenero y se limiten a perseguir a los abusadores ilegales; cuando pongan su esfuerzo en darnos una moneda estable para que podamos generar más intercambios con más certidumbres, en respetar la ley generando previsibilidad, en garantizar los derechos de todos para incentivar la toma de riesgos, que es lo que mueve la rueda de la economía, nos vamos a sorprender de nuestra capacidad de crear, de construir, de imaginar, de llevar a cabo cosas, de innovar.

Ese es e camino del progreso y del progresismo, del desarrollo y del desarrollismo. En poco tiempo más nos tenemos que dar cuenta.

El autor es presidente del Bloque Unión PRO en la Cámara de Diputados de la Nación