Desconfinamiento
Milán, Italia.- No deja de generar impresiones contradictorias el hecho de que esta que vemos aquí sea una postal del largamente esperado desconfinamiento en Italia. Ciertamente hay algo comprensible en la escena: ninguna experiencia hogareña que involucre la pantalla de un celular, una computadora o un televisor, por enorme que sea, se compara con lo que se experimenta en una sala de cine. Pero precisamente una de las magias sin parangón de ese espacio es que mientras estamos allí el tiempo se detiene, llegamos a olvidarnos de nosotros mismos, a perder todo contacto con el mundo exterior, sensaciones que hoy nos remiten más a los aspectos negativos del encierro en el que algunos seguimos refugiados hasta que lo peor quede atrás y el contacto con la realidad deje de estar reducido a lo que observamos en una pantalla. O al menos hasta que dejemos de hacerlo solo porque no nos queda otra.