Desde el jardín
BRUSELAS, BÉLGICA.- Un hombre, un jardín, una bandeja con tragos. Nada en esa sumatoria podría pensarse extraordinario. Y, sin embargo, en esta imagen algo hace que esos tres elementos se conviertan en una tríada hipnótica. Será el azar de una composición en la que el rojo de una copa le hace repentino juego a lo frondoso del verde. O será, quizá, la postal levemente onírica del mozo surgido no sabemos de dónde, observando no está claro qué, ofrendando bebidas, en principio y a la vista, a nadie. La letra ríspida de lo real informa que el jardín está en algún lugar de Bruselas, y que allí, en sus inmediaciones, hubo una cumbre de la OTAN. La de estrategias y cruces y enconos velados que se habrán dedicado los destinatarios de cada una de las copas que el mozo, como salido de un mundo muy distinto, sostiene en plácida soledad.