Dilema opositor: ¿más juntos o más cambio?
Si Macri sugiere que tiene más puntos en común con Milei que con algunos de sus actuales socios, habría motivos para dudar del futuro de la principal coalición opositora
Amenazados por el ascenso de Javier Milei en las encuestas, aunque mucho menos que por sus propias disputas de egos, los dirigentes de la hasta hoy principal coalición opositora son cautivos de un dilema que los divide: ¿deberían avanzar hacia más cambio menos juntos o bien hacia menos cambio pero más juntos?
Horacio Rodríguez Larreta, decidido a convertirse en presidente de la Nación en 2023, aboga por resguardar la unidad de Juntos por el Cambio en el marco de una dinámica de convivencia virtuosa que les permita a sus referentes discutir sobre cualquier tema con normas de civilidad que los diferencien del triste espectáculo que vienen exhibiendo Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Mauricio Macri, quien aspiraría a transformarse en gran elector con miras a las elecciones presidenciales, sin descartar totalmente la alternativa de ser él mismo candidato, les recuerda a todos que lo vital pasa por el “cambio” y no por un mero “recambio”. Pretendería diferenciarse así del jefe de gobierno porteño, para quien el próximo gobierno nacional debería reunir un consenso del 70% del espectro político.
Un simple cálculo aritmético no ayuda a entender la ecuación del alcalde porteño: si, como señala, debe excluirse de esa sumatoria al actual oficialismo, a la izquierda y a los libertarios de Milei, parece complicado arribar al 70%. Sus adversarios internos, como Patricia Bullrich, sospechan de las verdaderas intenciones de Rodríguez Larreta y sostienen que si pretende sumar aquel porcentaje de la clase política no será factible ningún cambio. “No se puede seguir haciendo lo mismo de siempre ni se puede hacer algo distinto con la misma gente”, replica quien fue ministra de Seguridad con Macri.
Los “halcones” de Pro, que no son otros que Mauricio Macri y Patricia Bullrich, siempre sospecharon de los lazos que pudieran unir a Rodríguez Larreta con Sergio Massa, aunque el jefe de gobierno porteño se ha ocupado de desmentir cualquier plan con el presidente de la Cámara de Diputados, a través de su secretario general, Fernando Straface. Allegados a Rodríguez Larreta sospechan, en cambio, que Macri y Bullrich proyectan algún acuerdo con Milei.
No suena esto último descabellado si nos detenemos en el respeto con el cual el conductor de La Libertad Avanza habla del fundador de Pro y de su exministra, y si se repara en que, durante la reunión en la cual la mesa de Juntos por el Cambio decidió cerrarle la puerta a Milei, el propio Macri le aclaró al titular del radicalismo, Gerardo Morales, que sus ideas son bastante parecidas a las del líder libertario, tal como lo comentó el jueves último Carlos Pagni en LA NACION. Más aun, Macri se jactaría de abrazar las ideas liberales desde bastante antes de que Milei se convirtiera en un economista mediático e incursionara en la política, según confía uno de los hombres más cercanos al expresidente.
Pese a las diferencias de criterio, el diálogo entre Rodríguez Larreta y Macri es casi permanente. La presencia del primo del exmandatario como ministro de Gobierno en la ciudad de Buenos Aires podría obrar también como un puente entre ambas figuras. Jorge Macri, intendente de Vicente López en uso de licencia, tiene decidido postularse como sucesor de Rodríguez Larreta al frente del distrito porteño, aunque primero debería dirimirse internamente si es mejor candidato que el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós –favorito de Elisa Carrió–, y que su par de Educación, Soledad Acuña, y luego competir en las PASO con Martín Lousteau. Lo cierto es que una candidatura del primo Jorge a gobernar la ciudad podría constituir un atenuante para una hipotética postulación de Mauricio a la Casa Rosada. ¿No sería mucho dos Macri en una misma contienda electoral?, se preguntan algunos dirigentes.
Claro que el expresidente tiene otro problema para intentar volver a la Presidencia: las encuestas le siguen siendo adversas, más allá de una mejoría respecto de dos años atrás. Solo el 19% de la población tiene imagen positiva de él, según la consultora Poliarquía.
Los nombres para las elecciones no son una cuestión menor. Pero, sin dudas, hay algo más trascendente para el futuro de Juntos por el Cambio: las coincidencias en torno de un programa para dejar atrás los problemas del país.
Si Macri sugiere que tiene más puntos en común con Milei que con algunos de sus actuales socios, si no pocos dirigentes de la UCR sienten un escozor cada vez que el expresidente menciona la necesidad de dejar la “corrección” de los discursos políticos de lado para avanzar en los ajustes que haya que hacer en el Estado y si hasta en su propio partido provocó sorpresa su encuentro con Donald Trump y su planteo de que el gobierno de Joe Biden está haciendo “populismo”, habría motivos para dudar del futuro de la coalición opositora.
Es probable que el antikirchnerismo no sea suficiente razón para mantener la cohesión de Juntos por el Cambio y que sus dirigentes se deban un urgente debate sobre el rol del Estado y el modelo económico para superar la crisis, antes de avanzar en las candidaturas.