Doble huella
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Inscribir en el cuerpo algo que quede grabado por siempre... o no. La decisión abre abismos entre amantes y detractores de los tatuajes. Quienes toleran agujas que penetran en la piel entre 80 y 150 veces por segundo están convencidos de que vale la pena. Cada cual sabe qué verá cada vez que se mire: rebeldía, amores, homenajes, convicciones tan intensas que no alcanza con dejarlas flotar en el campo etéreo del pensamiento. En tiempos de aislamiento, los tatuadores aseguran que proliferan los diseños introspectivos o los que refuerzan vínculos. ¿Sera eso lo que busca esta chica, dispuesta a atravesar la segunda ola europea de Covid para imprimir una marca en su cuerpo? Solo ella comprende su urgencia. La única certeza es que, en el futuro, la tinta que ahora recorre su brazo dejará huella por partida doble: será, además de dibujo, la evocación de un tiempo vivido en pandemia.