Educación Adultos 2000
En un acto presidido por el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue lanzado el Programa Educación Adultos 2000, que supone una oferta de interés para la franja de población comprendida entre los 21 y 40 años, cuyos estudios de nivel medio quedaron incompletos.
La opción ahora abierta merece difusión. La oportunidad de concluir ciclos o niveles interrumpidos, tal como está implementada tradicionalmente, sólo cubre el 8% de la potencial demanda.
El programa presentado, en cambio, promete constituir una experiencia distinta por su organización y sus medios. El único compromiso del inscripto es rendir exámenes finales. Al ingresante se le diagramará su plan de cumplimiento de materias. Este se ajustará a la particular situación de cada alumno, quien luego se preparará con autonomía, aunque tendrá ocasión de superar sus dificultades mediante la consulta con profesores especializados, ya experimentados en la enseñanza de adultos.
De acuerdo con la descripción suministrada, el régimen nuevo posee afinidad con la denominada educación a distancia, pues en su desarrollo está previsto el empleo de recursos multimediales de apoyo.
Conviene destacar que el requisito del nivel medio cumplido está vigente hoy en una elevada proporción de la oferta laboral. Se estima que los desocupados y subocupados de nuestra población en un 50% no han completado la escuela secundaria.
Por lo tanto, la perspectiva de superar esa deuda pendiente en los aprendizajes es una de las mayores demandas educativas de esta hora, puesto que sirve en la lucha contra el desempleo y genera mejores condiciones para salir del estancamiento económico y cultural.
Así planteado, Adultos 2000 es una atractiva propuesta que implica -a la vez- una gran responsabilidad de cumplimiento para las autoridades, con relación a las expectativas que despierta para una franja valiosa de jóvenes adultos que, por variadas razones, desertaron del sistema educativo.
El programa ofrece la plausible posibilidad de ayudar a recuperar metas de formación educativa, genera la necesidad de rehabilitar o incorporar métodos de estudio, de actualizar información y conocimientos. Todos estos propósitos alientan una modalidad que se incorpora dentro de las que componen las políticas de educación permanente. Lo que convendría revisar es si se justifica poner el tope de los 40 años a los interesados.