Efecto rebote en el giro diplomático de la Argentina
Paradojas de la política: la catarata de medidas que tomó Mauricio Macri desde que llegó a la Casa Rosada parecerían haber generado un mayor impacto inmediato en el plano internacional antes que en la política doméstica.
El giro copernicano que le imprimió Macri a la política exterior del país, en una clara diferenciación con Cristina Kirchner , ya encontró un fuerte eco externo y plantea en la práctica un nuevo posicionamiento de la Argentina ante el mundo.
La irrupción de Macri en la cumbre del Mercosur con su abierta crítica a la política de derechos humanos de Venezuela es, quizás, la muestra más visible de los cambios que mostró la Argentina en su nueva estrategia exterior. Pero no es el único gesto que despertó una amplia reacción en la diplomacia extranjera. Hay más señales hacia el mundo que dio Macri en sus primeros 12 días de mandato: la decisión de avalar el fallo de la OMC y eliminar las declaraciones juradas de importación, la cancelación del memorándum con Irán por la causa AMIA, el inicio de las negociaciones con los fondos buitre, el fin del cepo cambiario, la decisión de concurrir al Foro Económico de Davos, el acercamiento a Estados Unidos y las señales de apertura a la Alianza del Pacífico, entre otras cosas.
La canciller Susana Malcorra intentó suavizar ayer el impacto de estos cambios copernicanos en la política exterior luego de una reunión que mantuvo con un grupo de ex cancilleres entre los que estaban los kirchneristas Jorge Taiana y Rafael Bielsa . "Nos dimos cuenta que las perspectivas de fondo en temas de relaciones exteriores no son tan disímiles a pesar de las distintas extracciones políticas", dijo. No piensan lo mismo la mayor parte de los embajadores y diplomáticos extranjeros o los empresarios que observan un antes y un después en la estrategia exterior de Macri en la Argentina.
El enfrentamiento del Presidente con la canciller de Venezuela Delcy Rodríguez en la cumbre del Mercosur por el reclamo de los presos políticos abrió una grieta en el bloque regional. Dilma Rousseff quedó más cerca de Caracas que Uruguay y Paraguay, cuyos jefes de Estado avalaron los reclamos de Macri. Sería un problema que este resquebrajamiento político se traslade a la economía del Mercosur por dos principales motivos: los socios del bloque deben ajustar en lo inmediato la presentación de una oferta común ante la Unión Europea por la negociación de un acuerdo de libre comercio y, además, hay un importante volumen comercial que mueve el Mercosur. Según el último informe de la consultora ABECEB que dirige Dante Sica, "el comercio total del Mercosur experimentó un fuerte crecimiento entre el 2003 y el 2011, con una variación del 257%. Sin embargo, a partir de ese año se observa una desaceleración en el intercambio comercial (-10%) por las menores exportaciones de los países miembro". Aunque las cifras del comercio extra Mercosur sigue siendo más que apetecible: US$ 737.000 millones en el último año.
El planteo de Macri por el caso Venezuela fue casi una excusa que usó el Presidente para posicionarse como nuevo líder regional. "Argentina es ahora un actor nuevo que gana todas las condiciones para poder dirigir al Mercosur por otro camino", dijo a la agencia AFP Marcelo Rech, analista del Instituto de Relaciones Internacionales InfoRel, con sede en Brasilia. El otro camino ya tiene un nombre y apellido esbozado por Macri en la cumbre del Mercosur: la eventual asociación futura del bloque con la Alianza del Pacífico que lideran Chile, Colombia y Perú.
Como contrapartida a la embestida de Macri contra Venezuela la reacción del eje bolivariano no se hizo esperar. Ayer el ministro de Economía de Bolivia, Luis Arce, advirtió que la Argentina le debe 300 millones de dólares a su país por dos meses impagos por los 16 millones de metros cúbicos diarios del gas que nos vende La Paz. No sólo eso: Bolivia amenazó con cortar el suministro de gas si el mes que viene no se abona esa deuda.
El final del memorándum que selló Cristina Kirchner con Irán fue bien recibido por la comunidad judía y por Israel. De hecho, el gobierno de Netanyahu ya estableció una agenda de trabajo con la administración Macri que buscará acercar posiciones no sólo políticas sino también económicas entre Buenos Aires y Jerusalén. La contracara de esto es la reacción de Irán. El portal Al-Monitor publicó ayer una extensa nota datada en Teherán donde revela que según una fuente iraní, el régimen de Rohani había cumplido con sus obligaciones al ratificar el memorándum con la Argentina en el gabinete de ministros de Irán y en el Consejo de Seguridad Nacional. "Cómo Irán reaccionará ante el potencial abandono de la Argentina del acuerdo es un tema que aún está por verse", advierte Al-Monitor.
El gesto de Macri de eliminar las declaraciones juradas de importación y acatar el fallo de la OMC generó un "clima de confianza y previsibilidad", según detallaron ante LA NACION varios embajadores de Asia y de la UE. Hay 42 países que habían demandado al país en la OMC que aplauden el gesto de Macri. La misma señal se percibe en el mundo financiero internacional cuando recibieron la noticia de que el gobierno argentino entablará la semana que viene negociaciones con los fondos buitre en Nueva York, o ante la suspensión momentánea de la difusión de estadísticas del INDEC kirchnerista.
Macri dio más señales al mundo financiero de occidente en las últimas horas: adelantó que irá a la cumbre de Davos, un foro económico mundial en el que desde hace 14 años no aparece por allí un presidente argentino. Esto va en línea con el acercamiento de Macri a Estados Unidos y las negociaciones que se realizan en Washington para que el presidente argentino se reúna con Barack Obama en marzo próximo.
Cómo llamar a todos estos gestos: ¿Cambio pendular de la política exterior? ¿Giro de la izquierda hacia la derecha? Probable. En tal caso nada es nuevo en la historia argentina. Los giros copernicanos de la diplomacia argentina suceden cada una década en el país y, en contra de los deseos de Malcorra, así resulta muy difícil edificar políticas de Estado a largo plazo.