El Ártico, bajo fuego
En esta foto, lo que parece un sepia antiguo es en realidad efecto de los incendios forestales
El bote, la melancolía de los edificios, el sepia. Todo en esta imagen (salvo, quizás, la intensidad naranja de los chalecos salvavidas) conduce a pensarla, más que foto, postal. Un recuerdo de otros tiempos, enviado con cariño desde las lejanas costas de Siberia. Pero no. No hay postal ni tiempos añejos aquí, sino estricta contemporaneidad. Y no hay filtro ni retoque que haya sumido al paisaje en esa tonalidad entre lo dorado y el ocre: lo que aquí reluce es el resplandor mortífero de los incendios. En la ciudad Yakutsk, República de Sakha, Siberia, el cambio climático es algo que, literalmente, se respira. La región que durante generaciones fue sinónimo de blancas extensiones de gris y de frío, comienza a ser emblema de fuegos forestales allí donde semejante cosa no debiera haber tenido lugar. En el Ártico los relojes ya marcan otro tiempo; lo inaudito es que tantos lo sigan ignorando.