El asesinato serial está de moda
Eramos chicos y no existía la corrección política: por eso, para irnos a dormir, elegíamos historias truculentas como las de Caperucita y el Lobo o el Hombre de la Bolsa. Hoy elegimos mirar alguna serie acerca de asesinos seriales, aun sabiendo que va a costarnos un sueño intranquilo y hasta alguna pesadilla.
Un estudio de Parrot Analytics -empresa que se dedica a medir audiencias- señala que el género true crime es el más solicitado del 2021. Consultemos Netflix: sujetos torvos como Dahmer y John Gacy encabezan las preferencias del público. Y hay canales (como el estadounidense Hayu) dedicados a docuseries sobre crímenes reales. El crimen paga. El asesinato tiene audiencia.
Probablemente el 2021 será recordado como la temporada de los personajes desagradables. Son sujetos arltianos, extrañamente magnéticos, y nosotros tenemos apetito por la oscuridad. Queremos espiar al abismo, para ver que hay en el fondo. Y en el fondo no hay nada. Solo abismo.
PD: La psicóloga española Clara Molina sostiene que el género del true crime “nos motiva a nivel psicológico, sube nuestra adrenalina y activa nuestro instinto de supervivencia. Podría decirse que nos hace sentirnos más vivos”. Y nos conecta con la muerte; en este caso, ajena.