El color de una pasión nacional desesperada
Se lo considera frío, aunque genera disputas calientes. Tiene propiedades inmateriales aunque es sinécdoque de lo más material que se pueda tener. Su abundancia significa riqueza y su escasez se traduce en miserias y conflictos. Es muy terrenal, pero se le adjudican atributos casi sobrenaturales.
Es el color que mueve al mundo y que lo paraliza. El que permite comprarlo casi todo y al que se venden demasiados. No está en la camiseta del seleccionado, pero es pasión nacional. El verde dólar. Relleno de colchones que acunan sueños y pesadillas de millones de argentinos, millonarios y sin un peso. La tenía clara Charly García, cuando escribió "Estoy verde" , con esos versos que dicen: "No me dejan salir / ... / No puedo vivir /…/ Tengo que volverte a ver". Hay que ver el verde color del dólar. Pero "¿quién ha visto un dólar", preguntó un Perón premonitorio. Para desesperación de un tal Fernández, el discípulo que, sin reservas, no encuentra la respuesta. Nada florece, aunque todo está tan verde y pese a que es el color de la esperanza. Otro bien cada vez más escaso