El cuco existe y se llama Macri
Están aterrados. Creían que la maquinaria electoral del peronismo era suficiente para estar protegidos y no tener sobresaltos, aun cuando no ocultaran sus manifiestos desprecios hacia el candidato no querido del oficialismo. Pero todo cambió el domingo último.
Ahora están muertos de miedo, no tanto porque pueda ser derrotado Daniel Scioli, al que nunca terminaron de aceptar, sino por la certeza de que perderán sus puestos de privilegio, sus micrófonos comprados, sus pautas millonarias y su capacidad de influir, hacer negocios y seguir enriqueciéndose.
Eso es lo que más temen. Lo que no los deja dormir. Lo que están dispuestos a pelear con el cuchillo entre los dientes hasta el último minuto. Antes se llenaban la boca con la soberanía del voto popular, pero ahora ese concepto también entró en discusión.
La militancia mediática contra la posibilidad de que Mauricio Macri sea elegido presidente el próximo 22 de noviembre va adquiriendo así una inefable dinámica capusottiana.
Los intentos para convencer van desde lo patético hasta lo desesperado -hay un video de una chica que llora porque gana Macri, todo un compendio de lo que no se debe hacer- y en estas tres semanas que faltan para saber quién sucederá a Cristina Kirchner la histeria será creciente.
Por Radio Mitre, el eximio Rolo Villar parodiaba esas desopilantes campañas del miedo que comenzaron con tanta intensidad y en su caricatura aseguraba que si Macri llega a la Casa Rosada tapará los subtes y hasta romperá las cloacas ya hechas de puro malvado que es.
Cuanto más absurdos sean esos planteos, más quedará en evidencia la maniobra. Si la ofensiva sigue al ritmo actual, pronto Macri será acusado de cualquier cataclismo natural y hasta, quién sabe, de la caída de las Torres Gemelas, del cambio climático o del asesinato de John Kennedy. El relato K ha entrado en estado de pánico y en vez de buscar sutilezas, que nunca tuvo, se vuelve más disparatado, pero también más peligroso. Mete miedo al anunciar despidos masivos y medidas impopulares y corrige su displicencia que aplicó en la campaña anterior para sacar todos sus recursos a la calle y tratar de dar vuelta una elección que se le presenta más que complicada.
El desafío principal que enfrenta Cambiemos en este corto tramo hacia el ballottage es hacer "salir del closet" más rápido a todos los que ya empiezan a ver a Mauricio Macri alto, rubio y de ojos celestes, pero que todavía no se atreven a explicitarlo.
Hay que reconocer que el aparato de comunicación kirchnerista ha logrado inocular con bastante éxito en estos años un prejuicio preventivo contra Mauricio Macri que actuó durante mucho tiempo como un freno a la expansión más acelerada de su carrera. ¿O hay alguna duda de que en los inesperados resultados electorales del domingo pasado funcionó muchísimo el voto vergonzante?
Así como los "buitres" últimamente, y con más persistencia la figura del CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, desde 2008, culpable de todos los males para el kirchnerismo, Macri viene a encarnar ahora plenamente los demonizados años 90, aunque esa línea de argumentación los deje expuestos a que se recuerde que en verdad fue Scioli quien salió de las entrañas del menemismo. Macri comenzó a hacer política en 2003.
Si bien la prédica constante de demolición de la imagen de Macri nunca se detuvo (hasta Horacio Verbitsky llegó a insinuar actitudes pedófilas del candidato en una pieza publicitaria), la ciudad de Buenos Aires no dudó en elegirlo dos veces su autoridad máxima, el domingo lo ubicó a apenas dos puntos de Scioli a nivel nacional y, con María Eugenia Vidal como punta de lanza, logró hacer caer al principal bastión peronista, la provincia de Buenos Aires.
Como síntoma indirecto de los cambios que se avecinan, esta semana una presentación sorprendente será motivo de asombro en el ámbito del espectáculo. Pero tendrá innegables repercusiones en el mundillo político. Antes de animarse a hacerlo habrán pensado "cien veces no debo", pero al fin un primerísimo actor, conocido por sus posiciones muy críticas hacia el gobierno actual, y una primerísima actriz, que en los últimos años dio pruebas sobradas de su admiración hacia Cristina Kirchner, anunciarán en público mancomunados una nueva sociedad de gestión de derechos actorales a cobrar en el exterior -que ya tiene unos 350 socios-, un tema del que no se ocupa Sagai, entidad prohijada desde el poder, lo que le ha ocasionado algunos trastornos judiciales por reclamos de sus pares en el extranjero. Allí se avecina otro frente de tormenta porque tras haber ganado un juicio a DirecTV por derechos adeudados desde 2007, por el cual el Juzgado Civil N° 33 había trabado un embargo sobre los fondos de esa compañía por más de 461 millones de pesos, se firmó un insólito acuerdo final por menos de la cuarta parte. Los honorarios cobrados por los abogados de la entidad habrían sido escandalosos.
El fin de ciclo, por lo visto, empieza a expresarse en los ámbitos más inesperados. Como en el glaciar Perito Moreno, los hielos han comenzado a caer con colosal estrépito. Y ya nada los detendrá.
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