El descubrimiento de América
El despido del periodista Gustavo Sylvestre del multimedios América es una nueva manifestación del retroceso de la política en la TV, esta vez por el lado más inesperado, porque ahora no fue el kirchnerismo el que lo corrió.
Sylvestre trabajó 23 años para los canales del Grupo Clarín -15 de los cuales condujo con Marcelo Bonelli A dos voces - hasta que en 2011 dio el salto hacia América 24, con programa diario en horario central ( Con voz propia ).
Muchos vieron en ese desplazamiento una transformación ideológica de Sylvestre, ya que la señal del Grupo Uno (Vila-Manzano) operaba entonces en sintonía creciente con el gobierno nacional. Pero en realidad era un regreso a las fuentes.
Sylvestre fue uno de los periodistas que por más tiempo cubrieron las sesiones de la Convención Constituyente que en 1994 reformó la Constitución en Santa Fe. Allí conoció a Néstor Kirchner y desde entonces fue una de sus fuentes más preciadas, algo que mantuvo cuando aquél fue presidente (2003-07). Las primicias que conseguía del santacruceño tenían inmediata salida por las pantallas de Clarín (Canal 13 y TN) mientras la cordialidad campeó entre el Gobierno y el multimedios. Todo cambió radicalmente a partir del conflicto con el campo, que enfrentó gravemente al oficialismo con ese holding . Desde entonces y hasta su salida hacia A24, Sylvestre disimuló sus incomodidades y hasta defendió con uñas y dientes la camiseta para la que trabajaba, lo que le valió que 6,7,8 lo bruloteara en más de una ocasión como el "empleado del mes".
En América, Sylvestre sufrió un proceso similar al de su anterior trabajo, aunque en versión más embozada: al principio replicar en su ciclo lo que hacía en TN de contrastar oficialistas con opositores, pero con una mirada más condescendiente hacia el Gobierno, le dio satisfacciones y hasta pudo coordinar desde esa pantalla debates que el cable de Clarín ya no podía concretar por el boicot a esa onda de los dirigentes oficialistas.
El cielo de Sylvestre se nubló cuando Roman Lejtman fue reemplazado por Rolando Graña al frente de la gerencia de noticias, que lo esmeriló al cambiarle el horario de su programa y luego al reducirle su frecuencia diaria a semanal.
Desde que Sergio Massa se desmarcó del oficialismo, y tras ganar contundentemente las elecciones de octubre, Sylvestre quedó un poco más en offside .
Detalle: Daniel Vila quiso congeniar los intereses políticos de Daniel Scioli y el líder del Frente Renovador, pero, al no lograrlo, su corazoncito comenzó a latir en sintonía con el ex intendente que, como decía el General, "sacó los pies del plato". Y ese sentimiento no tardó mucho en llegar a sus pantallas de aire y cable. El kirchnerismo blando en el que solía incurrir Sylvestre ya no era tan funcional a sus intereses y era cuestión de tiempo para que pasara lo que pasó.
Tras la primera euforia massista en América, que hasta incluyó paralelamente un par de meses de chisporroteos y distanciamientos con Daniel Scioli, al que por un tiempo se le dedicaron informes negativos, se enfatizaron noticias en las que no quedaba bien parado y se evitaba entrevistarlo, sobrevino una tregua. Así, Vila pudo sentar de vuelta frente a frente al gobernador bonaerense y al principal detractor de la reforma en ciernes del Código Penal, en su evento Vendimia Solidaria, el último fin de semana, en Mendoza. Las muestras de efusivo afecto entre Massa y Vila quedaron registradas en grandes fotos de la última revista Caras y también en las redes sociales.
Pero Vila no come vidrio y 2015 está demasiado cerca como para jugar todas sus fichas a un solo pleno.
El multimedios América le tendió una mano gigante al oficialismo el año pasado cuando llevó adelante una exitosa cruzada de banalización del caso Báez, con el que había impactado Jorge Lanata desde El Trece. Vila tampoco pierde de vista que el Gobierno vuelca en sus señales generosa pauta oficial que tampoco está dispuesto a resignar.
Lo banal, lo policial, la miscelánea insustancial es una vía de escape que le permite a ese holding un necesario "control de daños" y pendular mejor entre distintas posturas sin exponerse tanto. De ahí que no sólo fue eyectado el Gato Sylvestre, sino que, además, quedaron de lado otros dos espacios políticos de la noche, como el de Luis Novaresio (ahora columnista del noticiero en lugar de Sylvestre) y Mónica Gutiérrez. Los dirigentes también se sienten más cómodos al visitar programas de chimentos y magazines livianos, en los que el tenor de las preguntas es más general y los deja menos expuestos a cuestiones incómodas y puntuales.
En la noche de la gran victoria de Massa, quien lo entrevistó en la pantalla de América fue el chimentero N° 1 Jorge Rial y hace unos días lo hizo Alejandro Fantino. Ni siquiera Mónica Gutiérrez (histórica de América, desde 1997) pudo arrimarle pregunta alguna al diputado por el Frente Renovador Darío Giustozzi cuando visitó el noticiero.
Los dirigentes que con razón han criticado las malas prácticas del kirchnerismo en materia periodística deberían procurar no contribuir con sus propias actitudes a perfeccionarlas.