El desempleo en la agenda
La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) dedicará su encuentro anual a la generación de trabajo en la Argentina.
La inquietud adquiere urgencia ante la realidad de una gran cantidad de jóvenes que ni estudian ni trabajan y de más de dos millones de personas que subsisten con planes asistenciales.
"El desafío es pasar del asistencialismo a un trabajo digno, desarrollar una cultura del trabajo en el país", comenta el presidente de la entidad, el ingeniero Alejandro Preusche. El encuentro buscará enfocar el tema desde diferentes ángulos, desde las trabas burocráticas para iniciar actividades empresariales hasta la ética laboral y la educación, incluyendo la formación para favorecer la empleabilidad y la revalorización del trabajo manual y de los oficios, en lo cual, a criterio del titular de la entidad, se ha retrocedido mucho.
El problema no es sólo local, sino global. En el encuentro, por realizarse en la Universidad Católica Argentina (UCA) el 6 y el 7 del próximo mes, el director del Programa Mundial del Empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Víctor Tokman, hará un análisis del trabajo y la desocupación en el Primer Mundo, en los países de Asia y en América latina, trayendo a colación qué se hizo ante esta cuestión en naciones como Chile y Holanda.
Francisco Delich, ex rector de las universidades de Buenos Aires y Nacional de Córdoba, analizará las consecuencias sociológicas y familiares del desempleo. El padre Rafael Braun -asesor doctrinal de la entidad- analizará temas como la ética del trabajo y la educación permanente.
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El economista Ernesto Kritz, consultor de empresas, trazará un mapa del desempleo en el país según sectores de actividad, edad, sexo, nivel de educación, y las posibilidades de revertirlo. En un reciente trabajo, Empresa, la revista de ACDE, estimó que con la capacidad ociosa existente pueden crearse 750.000 empleos sin inversión adicional, pero apuntó que el desempleo persistente ha llevado a que muchos perdieran su capacidad profesional por desuso o por no poder seguir el tren de las innovaciones tecnológicas. Así, si continúa recuperándose la economía pueden producirse problemas por falta de personas con la calificación laboral que demanden las empresas. Y reconstruir el capital humano es condición no sólo para el crecimiento económico y la competitividad, sino para la equidad social.
ACDE procura ayudar a cada uno de sus socios a vivir de manera coherente su compromiso de fe cristiana y su vocación empresarial. Sus socios son personas, no empresas, y actualmente son un millar. Una de las iniciativas que fomenta es que sus miembros y otros empresarios hagan de consejeros personales durante cuatro meses de jóvenes con menores oportunidades que tengan proyectos productivos. En esa suerte de voluntariado fueron ayudados 403 jóvenes en 2002 y 503 en 2003.