El fin de un privilegio
Es imperioso para la Argentina avanzar hacia una democracia moderna que promueva, desde instituciones políticas sólidas y confiables, un clima propicio de negocios para asegurar un ciclo prolongado de crecimiento con desarrollo sustentable.
La calidad institucional aparece como un pilar fundamental a la hora de impulsar a la Nación a romper con el ciclo de crisis cíclicas y al empobrecimiento que trae aparejado. No dudo en afirmar que esta es una de las cuestiones centrales que la moderna democracia argentina aún no pudo solucionar.
Cuando nos planteamos esta cuestión, surgen desafíos que no pueden ser soslayados para poder salir de esta recurrencia que tiene entre otras consecuencias graves, el empobrecimiento, la ruptura de vínculos entre nosotros, conocido popularmente como "la grieta", y una tendencia a la anomia social, la tesis ampliamente desarrollada por Carlos Nino en su ensayo Un país al margen de la ley. Nino nos habla de "anomia boba", la inobservancia de las normas jurídicas y morales. Esa anomia es "boba" porque estos comportamientos son autofrustrantes para los mismos agentes que la realizan, o sea nosotros, los argentinos.
Creo que la elusión del pago del impuesto a las ganancias por parte de los miembros del Poder Judicial, o de la mayoría de ellos, dado que desde 2017 quienes se incorporan lo tributan, es un ejemplo contundente de esta anomia boba.
Cuando un ciudadano trata de encontrar razones se encuentra con una palabra que está en la Constitución nacional: "intangibilidad". ¿Y qué significa la intangibilidad en los términos que expresa el artículo 110 de la Constitución nacional? Una protección a la remuneración de los jueces para evitar el deterioro de su retribución y poner un freno a una posible manipulación de los magistrados; al menos así lo era en la intención del constituyente.
Aquí quiero trazar un paralelo entre dos institutos constitucionales manipulados en forma de "anomia boba". Me refiero a los fueros de los legisladores y a la intangibilidad de las remuneraciones de los magistrados; ambos consagrados en nuestra Constitución, tienen el propósito de consolidar la división de poderes de la forma republicana de gobierno. ¿Está mal la Constitución? ¿Se equivocó el constituyente al incorporarlas al texto? Mi respuesta es no. Los fueros sirven para que un legislador no sea condicionado por sus opiniones, y la intangibilidad, junto con la permanencia en el cargo, como una barrera a posibles intentos de manipulación de los jueces. Ni los fueros son para proteger a funcionarios o exfuncionarios de la acción de la Justicia, ni la intangibilidad es para que los jueces no paguen impuesto a las ganancias como toda la población.
Hay un camino de doble vía que nos lleva a la anomia boba. Por una parte, la demagogia del dirigente en simplificar los problemas faltando el respeto al otro al que implícitamente cree incapaz de entender y, por otra parte, el ciudadano, que debe evitar caer en el facilismo de sostener que "son todos iguales", creando un estándar que es el más bajo posible. Ambos caminos nos llevan a la autofrustración como sociedad.
En los años de democracia ininterrumpida que contamos desde 1983, la fuerza política dominante, la que más años gobernó, ha hecho gala de una alta valoración del verticalismo hacia su liderazgo. Para que esto suceda el ciudadano depositó parte de su responsabilidad en el liderazgo. Creo que en el tiempo por venir es necesario que se consolide el avance hacia una cultura política exigente, que demande más a los dirigentes y, como contrapartida, tenga ciudadanos con una mayor cultura cívica, con mayor comprensión de los problemas, para que no volvamos circularmente a pasar una y otra vez por caminos que tienen como conclusión el atraso y la decadencia. Nadie debería delegar su parte de responsabilidad, siempre empezando por los liderazgos.
Entiendo que la exclusión del pago de Ganancias por parte de los señores jueces es una piedra más en el camino de la anomia boba, por lo tanto, más significativa como símbolo que como recaudación fiscal, aunque esta no sea despreciable.
El cambio profundo reclama que todos asumamos actitudes distintas. Si comprendemos los problemas complejos que nos afectan, podremos trabajar en alcanzar soluciones satisfactorias y así generar un circulo virtuoso de crecimiento, prosperidad, desarrollo y mejor distribución. En el medio, deberemos afrontar decisiones que no resulten simpáticas, simples o demagógicas. Si nos comprometemos, serán los dolores de nuestro crecimiento. Desde luego, el camino de la autoexclusión del pago del impuesto a las ganancias por parte de los miembros del Poder Judicial va a contramano y no tiene justificación alguna.
Senadora nacional (UCR-Cambiemos)
Pamela Verasay