El hombre que soñaba en lengua extranjera
Él mismo confió en una entrevista que solía soñar en portugués. Ese amor perdurable había nacido en las tempranas lecturas de Fernando Pessoa, el extraordinario poeta lusitano cuya obra un tiempo después tradujo con erudición y exquisitez. El nombre de Antonio Tabucchi se hizo conocido a un público vasto cuando el cine tradujo su novela Sostiene Pereira, con Marcello Mastroianni como protagonista. Sin embargo, detrás de ese título había una obra que durante muchos años permaneció secreta, un territorio tan solo tocado por los entendidos y los lectores fervorosos. Parte de ese corpus literario lo conforman sus cuentos, formas breves en las que Tabucchi exhibe su maestría narrativa y estilo inconfundible, cuya elegancia jamás conspiró contra su fuerte compromiso social y su lucha encendida en favor de la libertad, que lo ocuparon en numerosas ocasiones cuando escribió columnas de opinión en diarios europeos y con Silvio Berlusconi como objeto de su feroz mirada crítica. Son ahora sus Cuentos (Anagrama) los que reactualizan su voz literaria.