El Imperio golpea a Aznar
MADRID.- Es verdad que la sociedad argentina desembarca en la política, salvo excepciones, a sus segundas o terceras filas. Es verdad que demasiados dirigentes políticos, incapaces de competir en la empresa privada, se han dedicado a forrarse y, además, han depositado el producto de sus mangancias en el extranjero. Es verdad que la gestión de los últimos gobiernos ha sido una hemorragia, prolongando esa espesa historia de la República Argentina, con péndulo permanente de la anarquía al cesarismo y del cesarismo a la anarquía.
Todo eso es verdad. La catástrofe actual nace, sobre todo, de los propios argentinos. Pero dicho esto, voy a afirmar algo que aprendí durante mis años de trabajo en la agencia EFE:
Una crisis como la de la Argentina no es posible en ningún país iberoamericano si no la permite Estados Unidos.
En caso de que Washington hubiera querido impedir la catástrofe, ésta no se habría producido. No digo que Bill Clinton y George W. Bush hayan impulsado, atizado, conspirado, como sí lo han hecho en otras naciones, para que se produjera la crisis. Sencillamente, la han permitido porque, a medio plazo, así conviene a los intereses del Imperio.
Iberoamérica es cosa de Estados Unidos. Para cualquier operación que se quiera hacer con las naciones iberoamericanas hay que contar con el visto bueno del Imperio. Sólo la Unión Soviética consiguió madrugar una vez a los norteamericanos, en Cuba. Aun así tuvo que envainarse, después, los misiles y rendirse en Granada, Surinam, Jamaica, Trinidad y Tobago, Nicaragua, Guatemala y Chile.
España es técnicamente un virreinato tributario de Estados Unidos. No podemos ser cabeza de ratón, así es que debemos conformarnos con ser un pelo ilustre en la cola del león americano. La política de José María Aznar, como la de Felipe González, ha sido de entera sumisión a Washington.
Pero eso no quiere decir que el Imperio iba a condescender con la agresiva actividad de las empresas españolas en Iberoamérica. El negocio en aquellas naciones está reservado a Estados Unidos. No entender esto es no entender nada. España puede beneficiarse de Iberoamérica si previamente pacta los negocios con el capital norteamericano, que no renunciará nunca a llevarse la parte del león, dejándonos las migajas.
Así de sencillo. Los empresarios españoles les estaban tocando los dídimos a los norteamericanos. La Argentina es la muestra más clara de lo que Estados Unidos puede hacer para colocarnos en el sitio que Washington nos ha asignado. El Imperio ha golpeado a Aznar. La advertencia ha sido bien clara porque algunos ministros españoles tienen una tendencia irremediable a no enterarse de las cosas. Y la maniobra no ha hecho más que empezar con las caceroladas antiespañolas. Washington puede estar preparando jugadas de mayor calado. La política española de sumisión no es suficiente. Tampoco las inolvidadas cabezadas del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, al césar Bush, que no hubieran sido mejoradas por un samuray ante su micado.
Luis María Anson es director de La Razón , de Madrid, y miembro de la Real Academia Española.