El primer mundial de la era de los streamers
Desde YouTube y Twitch, los creadores de contenido pasaron a ocupar el centro de la escena y serán protagonistas de esta nueva Copa del Mundo
Gerónimo Benavidez Marchesi, popularmente conocido como Momo, cuenta con más de 1 millón de seguidores en Twitch, YouTube e Instagram, pasó por los Grammy latinos de Las Vegas y ya está en la intimidad de Doha. La AFA lo eligió para ser la voz del seleccionado de la Argentina en esta Copa del Mundo. Será quién le dé la bienvenida oficial a Lionel Messi a Qatar 2022 por los altoparlantes del estadio de Lusail.
Por su parte, el entrenador de fútbol de la selección de España, Luis Enrique, sorprendió a todos esta semana. No fue por una decisión táctica de su equipo: con su particular estilo frontal promete activar su cuenta de Twitch y, desde allí, “streamear” su visión de la Copa del Mundo que comienza este domingo. Acaso sea la prueba definitiva del fenómeno novedoso que trae Qatar 2022. El propio DT quiere mostrar de manera directa sus impresiones, transmitirlas, hacerlas públicas en redes de acceso global. Ese partido ya se está jugando.
Si cada Mundial de fútbol trae su novedad, o al menos la oportunidad para actualizar cada cuatro años el calendario de tecnologías mediáticas, este sin duda será el del stream y sus protagonistas: la posibilidad que permiten softwares, redes y aplicaciones para emitir de manera inmediata videos a millones de personas en simultáneo, y especialmente la promesa de ofrecernos un acceso único, una perspectiva novedosa. ¿Las “reacciones” o ese reflejo espontáneo ante un hecho que sucede en tiempo real, remplazarán al relato de gol como artefacto comunicacional? ¿Acaso la poética del “barrilete cósmico” y el “perdón por estas lágrimas” ante un gol de Maradona no son eso mismo, reacciones?
Ya en el primer Mundial (Uruguay, 1930), la concentración de una multitud frente a altavoces en la céntrica Avenida de Mayo para escuchar la transmisión radial dejó en evidencia la popularidad del deporte que aún era amateur en la Argentina. La primera transmisión televisiva deportiva a color en nuestro país, de hecho, se dio en la final Argentina-Holanda en el Mundial 78, desde la cancha de River Plate, aunque solo en Europa se podía recibir la señal en colores; recién en el Mundial 82 los usuarios locales tenían aparatos en sus hogares que podían captar la señales PAL-N.
Las redes sociales en vivo y la fidelidad de la resolución 8k marcaron los avances en la década pasada. Sin embargo, esta vez, la evolución no será solo tecnológica. El modelo del creador de contenido, vía Twitch, YouTube o Instagram, que ofrece algo propio y le suma accesos únicos y hasta derechos, marca también una transformación en el modo en que nos relacionamos con el deporte, con el juego, con sus figuras, mucho más allá del resultado.
En esa mezcla entre el entretenimiento, la especialización, la cercanía con las estrellas, los derechos de transmisión, los sponsors y los seguidores, se juega una auténtica guerra de vanidades alrededor del deporte más popular del planeta y se desplaza por las distintas pantallas: smarpthone, monitores y, por qué no, televisores. Que el catalán Ibai Llanos, referente en español del fenómeno streamer, haya decidido –según explicó– declinar una invitación a viajar en el avión con la selección española hacia Qatar para grabar allí sus contenidos, es un signo valioso más allá de las polémicas: ¿el streamer oficial es hoy el jugador número 12? De hecho, Ibai estará hoy mismo en París en un partido de figuras de YouTube. El ex futbolista de élite (y exesposo de Shakira) Gerard Piqué, devenido empresario de los contenidos deportivos, anunció una ambiciosa Kings League con los streamers más famosos y el propio Kun Agüero (figura de selección argentina hasta hace meses) capitalizó su popularidad como jugador de e-sports para desembarcar con su propia aventura en el metaverso de The Sandbox. “La tecnología está avanzando y esto va a crecer mucho”, le dijo a LA NACION sobre su apuesta.
Además, Llanos, en una emisión en directo el jueves, insinuó que dejaría Twitch (Amazon) por YouTube (Google) por oportunidades de monetización.
Hay más. En Brasil (el país más campeón y uno de los más apasionados por el fútbol), el popular Casemiro se convertirá en el primer streamer que emitirá, con derechos de FIFA, 22 partidos del Mundial a través de la plataforma de Amazon, incluidos la inauguración de mañana, todos los de su equipo y la final. ¿Experimento o anticipo del futuro? Como sea, la misma discusión se da en los deportes masivos y sus ligas en los Estados Unidos (NBA, NFL) en las que equipos y atletas pugnan por hacer valer sus exclusividades.
Entre nosotros, Lucas Rodríguez, Luzu TV o Coscu hacen equilibrio entre la popularidad ganada en las plataformas digitales y su asociación con marcas, instituciones y medios tradicionales. Ellos también probarán, con sus reproducciones virales vía TikTok, que la generación streamer “se vino mundial”. Las figuras, de todos modos, saben hacer su juego: para ver la intimidad del festejo en el vestuario de la selección argentina campeona de América, el año pasado, lo vimos gracias a una emisión de los protagonistas que no se privaron de mostrar los cantitos, insultos al periodismo incluidos.
El misterio finalmente será qué nos dejarán ver por fuera de lo que sucede en el campo de juego. Con los protagonistas y los profesionales alternando el protagonismo con estas figuras que, sobre la base de su carisma, sus habilidades histriónicas, su capacidad para capturar la atención o su humor, han logrado ocupar el centro de la escena en el espacio masivo que se abrió primero en la cultura gamer y luego, durante la cuarentena, en el masivo y caótico mercado del entretenimiento digital cuyas reglas empiezan a escribirse.