El pulóver de Evo
Por Mex Urtizberea Para LA NACION
EL traje suele denotar al hombre, escribió William Shakespeare, pero nada dijo sobre qué denota que el hombre no use traje.
Es fácil reconocer si el hombre tiene gusto: la alfombra debe combinar con las cejas, sostenía Salvador Dalí. Pero no sabemos cómo es la alfombra de Evo Morales; sólo sabemos que dijo que América latina no puede ser la alfombra de Estados Unidos.
Lo cierto es que el look de Evo, que consiste en lucir siempre un pulóver, ya sea para presentarse ante el elegante rey de España o el tan chic mandatario Chirac, o ante quien sea, ha dado mucho que hablar. Pero en materia de modas, antes de criticar conviene escuchar a los que saben. El modisto Christian Lacroix, hace unos años, en la revista Vogue, dijo, haciendo gala de una profunda sensibilidad social, que "es terrible decirlo, pero muchas veces los atuendos más interesantes son los de los pobres".
Salvo, entonces, honrosas excepciones, repasar la historia es casi como asistir a un desfile de moda, en donde vemos pasar, con elegancia en algunos casos, con pésimo gusto en varios, con orgullo en otros, muchos modelitos:
La camisa negra del fascismo.
La camisa parda del nazismo.
La camisa de los descamisados de Perón.
La levita de los "lomos negros".
Los harapos de los farrapos brasileños.
La guayabera de Cámpora.
La capa de San Martín.
La campera de Saúl Ubaldini.
El poncho de Güemes.
Los sans culottes de la Revolución Francesa.
La boina blanca de los radicales.
La boina roja de los conservadores.
La boina del "Che" Guevara.
El pasamontañas del subcomandante Marcos.
Las galeritas de los conservadores.
La gorra pochito de Perón.
La capelina de Lady Di.
El traje sastre de Evita.
El tapado de piel de María Julia.
Los mocasines de Kirchner.
Las corbatas de Lastiri.
Los pañuelos rojos de los republicanos españoles.
El moño de Alfredo Palacios.
Y el pulóver de Evo, cerrando el desfile, pues se trata de la figura en boga en este momento.
El vestido habla, y mucho ha dicho en el mundo de la política.
También Evo Morales ha hablado sobre su pulóver, sobre no vestir traje, y la explicación ha sido tan sencilla como lo es su look: quiere seguir siendo el mismo que era antes de ser honrado con la presidencia de su país, un dirigente cocalero que se ha arremangado su pulóver para luchar codo a codo con los postergados de Bolivia.
Quiere seguir siendo el mismo hombre de siempre, pues es a ese hombre de pulóver que los bolivianos han elegido para ser representados.
La moda se pasa de moda; el estilo, jamás, decía una sabia Coco Chanel.
El estilo de la sencillez no debería pasar nunca de moda.
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